EU: hacia un Estado policial de Trump y la oligarquía Tech

"EU: hacia un Estado policial de Trump y la oligarquía Tech", escribe Irene Selser en #Entrevías

Por unas ocho cuadras básicamente de disturbios en el corazón de Los Ángeles, el presidente Donald Trump ha ordenado su militarización, sin el consentimiento del gobernador de California, el demócrata Gavin Newson, en un hecho cuya desmesura muestra la intención de la Casa Blanca de escalar el conflicto. La crisis se desató el pasado viernes ante la intensificación de las redadas migratorias y las deportaciones. 

Además del despliegue de cuatro mil efectivos de la Guardia Nacional y de 700 marines, algo inédito en décadas, Trump advirtió que podría invocar la Ley de Insurrección para disolver militarmente las protestas. La ley data de 1807 y faculta al mandatario a desplegar el Ejército en caso de “desorden civil”. Según Trump, la noche del lunes “hubo ciertas zonas” de Los Ángeles donde se vivieron situaciones que “podrían haber sido insurrecciones”, “podría arder”, exageró con su habitual grandilocuencia.

Por lo pronto, el gobernador Newson presentó una demanda contra el republicano por desplegar de manera ilegal a la Guardia Nacional, en un estado que debe su pujanza económica a los millones de residentes nacidos en el extranjero, en su gran mayoría mexicanos y latinos.

Organizaciones estadounidenses y líderes comunitarios organizados en un nuevo movimiento independiente, “No Kings” (No a reyes) convocaron a movilizaciones en todo el territorio nacional este sábado en respuesta a las celebraciones del Día de la Bandera, el 14 de junio, fecha en que Trump celebra además su cumpleaños. Pero según el sitio NoKing.org, “nuestra bandera no le pertenece a Donald Trump. Pertenece a todos los estadounidenses, a nosotros, el pueblo. (…) En lugar de permitir que este pomposo desfile de cumpleaños, con tanques incluidos, sea el centro de gravedad, haremos que la acción sea la historia de Estados Unidos ese día: personas uniéndose en comunidades de todo el país para rechazar la política autoritaria”.

De este mismo autoritarismo habla el exsecretario de Trabajo de Bill Clinton, Robert Reich, profesor emérito de Políticas Públicas en la Universidad de California, para quien las redadas en Los Ángeles, y días antes en Massachusetts, “hablan de que estamos presenciando las primeras etapas de un Estado policial” (The Guardian, 9-06).

Para Reich, quien califica estos tiempos de “aterradores y deprimentes”, Trump y su régimen están creando la infraestructura de un Estado policial, consistente en cinco pasos: 1) Declarar un estado de emergencia en el país sobre la base de una supuesta “rebelión”, “insurrección” o “invasión”; 2) Usar esa “emergencia” para justificar la llegada de agentes federales con el monopolio del uso de la fuerza (ICE, FBI, DEA, Guardia Nacional) contra civiles; 3) Permitir que esos agentes militarizados realicen secuestros y arrestos sin orden judicial y detengan a personas sin el debido proceso; 4) Crear más espacio penitenciario y campos de detención para los detenidos, y 5) Eventualmente, a medida que la situación se agrava, declarar la ley marcial.

Afortunadamente, dice Reich, “aún no hemos alcanzado la ley marcial. Pero una vez establecida, la infraestructura de un estado policial puede consolidarse. (…) A medida que el control civil cede ante el militar, la nación se divide entre quienes son más vulnerables y quienes la apoyan. La dictadura se afianza fomentando el miedo y la ira en ambos bandos. En este momento, nuestros principales baluartes son los tribunales federales y las protestas pacíficas de amplia base, como la que muchos de nosotros emprenderemos el próximo sábado 14 de junio, en el Día de Acción Sin Reyes”.

Las redadas en Los Ángeles opacaron el culebrón protagonizado en esas horas por Trump y su multimillonario examigo tecnológico Elon Musk, cuyo “bromance relámpago”, como lo llama el New York Times, terminó tan estrepitosamente como inició cuando hace un año el sudafricano con triple nacionalidad (canadiense, estadounidense) apoyó generosamente su candidatura electoral y se volvió inseparable, ayudándole a moldear su segunda administración.

Decenas de miles de funcionarios federales despedidos después y con los lazos personales y de negocios aparentemente destruidos, luego de que Musk calificara de “abominación repugnante” el Proyecto de Ley –fiscal– Grande y Hermoso / One Big, Beautiful Bill Act de Trump, entre otras acusaciones, el director ejecutivo de Tesla y de SpaceX está pensando según el Times en estrechar sus lazos con su colega Alex Karp, el excéntrico CEO del gigante Palantir Technologies, quien al igual que Musk promueve la desregulación económica a ultranza y el desmantelamiento de los gobiernos, tras dar su pleno respaldo a Musk en su orweliano Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). 

A sus 57 años, Karp, mucho menos mediático que el dueño de Tesla, pero considerado “el multimillonario más influyente y peligroso del que muchos quizás nunca hayan oído hablar”, según la empresa de medios Zeteo (zeteo.com), comparte con Trump la necesidad de imponer medidas autoritarias contra la inmigración y contra cualquiera que critique a su gobierno. Según Zeteo, que se presenta como un medio británico de izquierda, Karp ha usado la tecnología de IA de Palantir “para identificar a familias inmigrantes y deportarlas, y ha colaborado con el ICE para identificar y deportar a inmigrantes indocumentados (1-04).

Creada por Karp hace dos décadas como parte del complejo industrial tecnológico de Estados Unidos, en alianza con el complejo militar industrial, Palantir es hoy según el propio Karp, “un socio crucial para las agencias de defensa e inteligencia estadounidenses”, ya que colabora estrechamente con el Ejército en análisis de datos, vigilancia, inteligencia artificial y más, y está integrada en la estructura de las operaciones de seguridad nacional, que incluye el control social. En su libro “La República Tecnológica: Poder Duro, Creencia Blanda y el Futuro de Occidente”, Karp dice que su país se enfrenta hoy a un momento decisivo “y para sobrevivir debe afirmar su dominio mediante el militarismo”.