Kushner, el yerno de Trump, artífice del alto el fuego
"Kushner, el yerno de Trump, artífice del alto el fuego", escribe Irene Selser en #Entrevías
Con el paso de los días se podrán conocer con más detalle los entretelones de las negociaciones de paz para Gaza, cuya primera fase fue la firma, en el balneario egipcio de Sharm el-Sheikh, del acuerdo de un alto el fuego entre Israel y Hamás, suscrito el 13 de octubre entre el presidente Donald Trump y un conjunto de líderes de varios países.
Esta firma coincidió con el intercambio de los últimos rehenes israelíes vivos por unos dos mil presos palestinos.
La ausencia en la ceremonia del lunes del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, y de Khalil al-Haya, figura diplomática de Hamás con quien el yerno y exasesor principal de Trump, Jared Kushner, se reunió para poner fin al conflicto, indica que ninguna de las dos partes involucradas quiso aparecer haciendo una concesión.
En el caso de Hamás, los representantes de la delegación negociadora fueron miembros de su ala política que reside en Doha, Qatar y no los líderes militares en Gaza, debido a la división del movimiento sobre continuar o no la guerra.
En cuanto a Israel, los emisarios fueron funcionarios de seguridad y diplomáticos cercanos a la Casa Blanca. Parte del gabinete de Netanyahu y la ultraderecha lo acusan de “rendirse” ante Hamás, grupo al que Israel considera terrorista. Aparecer junto a Trump en Sharm el-Sheikh habría sido una forma de reconocimiento; no asistir fue una manera de guardar distancia política sin romper con Washington ni con el proceso.
También para Hamás, aparecer negociando en un escenario diseñado por EU y Egipto podía ser visto como una rendición mediática, especialmente considerando que uno de los 20 puntos del plan de paz de Trump, presentado el 29 de septiembre en la Casa Blanca, contempla la desmovilización y desarme total de la organización.
Cabe recordar que el bombardeo aéreo israelí del 9 de septiembre contra un edificio residencial en Doha, utilizado por miembros del buró político de Hamás, estuvo dirigido a aniquilar a su liderazgo, incluido Khalil al-Haya, reunido allí para discutir una propuesta anterior de alto el fuego de EU.
Qatar condenó el ataque como una violación de su soberanía y un acto de “terrorismo de Estado”, mientras que Hamás lo describió como un golpe al proceso de negociación. Paradójicamente, este ataque impulsó a Trump a lanzar un ultimátum a Netanyahu, exigiendo que la guerra “debía cesar”.
Funcionarios en Washington declararon a la cadena CBS que el ataque a Qatar fue un punto de inflexión que impulsó a Trump a ejercer la máxima presión para lograr un acuerdo, luego de haber dado a Israel relativa libertad en Gaza y haber prestado su poderío militar a la campaña de Netanyahu contra Irán. El ataque acercó a Trump a la postura árabe sobre la mejor manera de poner fin a la guerra.
Aquí fue decisiva la participación del empresario inmobiliario de origen judío Jared Kushner, de 44 años, esposo de Ivanka, la mayor de las hijas de Trump. Ya en 2020, Kushner presentó un plan de paz para Medio Oriente durante la primera presidencia del republicano, en calidad de asesor principal. La propuesta, claramente favorable a Israel, fracasó en relación con los palestinos, pero derivó en un conjunto de pactos diplomáticos conocidos como los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y tres países árabes: Emiratos Árabes, Baréin y Sudán. Posteriormente se sumó Marruecos.
De acuerdo con The Jerusalem Post (14-10), el impulso negociador de Kushner como asesor informal de Steve Witkoff, el enviado especial de EU para Medio Oriente, condujo ahora al éxito de las conversaciones gracias a un cambio clave en el formato de mediación: Kushner reunió a todas las partes en una misma sala -Israel, Hamás, EU, Egipto, Qatar, Turquía-, lo que resultó una “opción inteligente”, obligando a abordar las disputas fundamentales de manera directa y en tiempo real.
Un segundo cambio importante impulsado por EU implicó una lista predefinida de presos palestinos: 250 condenados a largas penas, incluso cadena perpetua, acusados de crímenes graves, y mil 700, de ellos 22 menores, detenidos por el Ejército israelí en Gaza. Este punto había paralizado las rondas de negociaciones anteriores.
La tercera iniciativa estadounidense se centró en la deportación de los presos designados como terroristas por Israel. Todos los Estados a los que estos prisioneros podrían solicitar reubicación estuvieron presentes en la sala.
Previo al acuerdo conjunto, Witkoff y Kushner se reunieron con los líderes de Hamás para asegurarles que Trump no permitiría que Israel reanudara la guerra una vez que los rehenes, cautivos desde el 7 de octubre de 2023, fueran liberados. Este era un temor previamente expresado por Hamás.
Según el portal Axios, la reunión ocurrió la noche del miércoles 8 de octubre en una villa del balneario del Mar Rojo y sumó a los jefes de inteligencia egipcios y turcos, altos funcionarios qataríes y los cuatro líderes más importantes de Hamás, entre ellos Khalil al-Haya. Witkoff dijo a Hamás que los rehenes israelíes “son más una carga que un activo para ustedes”, cuando se pensaba que entregarlos era un riesgo político y militar para la organización. Haya preguntó si tenía un mensaje de Trump, a lo que Witkoff supuestamente respondió: “El mensaje del presidente Trump es que serán tratados de manera justa, que respalda los 20 puntos de su plan de paz y se asegurará de que todos se implementen”.
Al finalizar la reunión, unos 45 minutos después, los representantes de Hamás se dirigieron a una sala separada con los mediadores egipcios, qataríes y turcos. El jefe de espionaje egipcio, Hassan Rashad, regresó para confirmar a Witkoff y Kushner que “basándonos en la reunión que acabamos de sostener, tenemos un acuerdo”, detalló Axios.
Más allá de las incertidumbres que enfrenta la “Declaración Trump por la Paz y la Prosperidad Duraderas” de Sharm el-Sheikh, las imágenes de júbilo que circularon el lunes, con miles de israelíes celebrando en la llamada Plaza de los Rehenes, en Tel Aviv y cientos de palestinos en Gaza y Cisjordania haciendo lo propio con sus familiares y amigos, mostraron que las emociones son las mismas a ambos lados: no hubo diferencias entre madres y padres al abrazar a sus hijos; tampoco en las sonrisas y las lágrimas de alegría.