En "Batallas", la revista literaria Luvina desafía las guerras

"En 'Batallas', la revista literaria Luvina desafía las guerras", escribe Irene Selser en #Entrevías

En su edición de verano No. 119 la revista literaria trimestral Luvina, editada por la Universidad de Guadalajara, hace un alto a los combates que nos rodean y con las mejores armas de la literatura y la plástica se atrinchera frente a las violencias producto de la codicia, el odio o la ambición como en las tragedias griegas (https://www.udg.mx/es/node/83417).

Las atrocidades de las guerras pasadas y presentes son múltiples, pero ahí está la escritura para paliar el dolor y el espanto, y aprender “el arte de huir”. Así lo manifiesta en “Te envío tres postales de Gaza” el poeta, dramaturgo y traductor veracruzano Julio César Toledo sobre el destino de un pueblo que se niega a su extinción: “En el escombro que somos/queda/todavía/para resistir hasta el final/el cuerpo”.

Más de 50 autores y autoras de distintos países, edades, temas y registros participan en este número para reflejar “las experiencias humanas de la guerra, la fragilidad de la existencia frente a la violencia y el futuro de lo humano”, como afirman los responsables de Luvina en el editorial.

Los poemas, relatos, crónicas y testimonios fueron seleccionados con rigurosidad y retratan duras experiencias incluso más allá de las balas, que hacen que uno vuelva a preguntarse, como Luvina, “por qué las sociedades toman decisiones que llevan a su destrucción (…) La ambición, el poder, la sed de conquista han dominado sobre el planeta. Y sobre todo ha dominado la irracionalidad”. Pero, añade, pese “al fracaso de nuestras sociedades, la literatura constituye un refugio, una trinchera de resistencia” para intentar curar las heridas por las incontables pérdidas humanas y materiales, individuales y colectivas que supone una confrontación.

Acompañan los textos a lo largo de más de 200 páginas, las pinturas de la artista neofigurativa mexicana Estrella Carmona Ronzón (1962-2011), exponiendo al espectador al shock inminente del combate; mientras que una decena de impactantes aguafuertes del maestro oaxaqueño Demián Flores con sus series “Destrucción de las Indias”, “Buenos salvajes” y “Antropofagia”, reescriben la ferocidad de la conquista española en México vinculándola siglos después a otra realidad igualmente brutal: el narcotráfico y el crimen organizado.

Imposible mencionar aquí a todos los participantes, entre ellos Jimena German, Margarita León, Alberto Spiller, Myriam Moscona, María Auxiliadora Álvarez, Uwe Timm, Denise Desautels, Alessio Brandolini, Mónica Hernández Mendoza, Gabriela Selser, Dafne Martínez, Juan Carlos Monst, Xel-Ha López Méndez, Talía S. Padilla, Jean-Marie Blas de Roblès, Ingrid Solana, J. R. Espinosa, Selva Casal y el estudiante de preparatoria, Ernesto Gabriel González, ganador del XIV Concurso Literario Luvina en la categoría Luvina Poesía Joven, que nos sacude con el poema “Páramo”: “Qué chingón, en serio/igualito que en estados unidos/aprendamos del creador con un arma/un arma/a machine gun/a ma–chin–gón/lo nuevo está chingón/lo viejo se lo lleva la chingada”.

En “Un sol caído avanza”, la poeta venezolana María A. Álvarez se pregunta si “las sombras de las heridas: ¿son heridas? ¿o son sombras? ¿o son rojas solas? ¿o son? ¿o son?”, y en “Masacre” el poeta sirio palestino Ghayath Almadhoum convierte esta expresión en “una metáfora muerta que se está comiendo a mis amigos, comiéndolos sin sal”. La hidalguense Margarita de León se autotraduce del otomí-hñähñu al español y nos recuerda que “mientras dormimos/podemos ver nuestro abismo/ (…) La túnica de la noche se derrumba/sobre nuestro instinto/ ¿Cuánto dura la noche?”.

En su relato “El silencio de Rebeca”, la periodista y escritora argentina-nicaragüense Gabriela Selser reconstruye la vida de su abuela ucraniana Rebeca Joffe (que es también la mía) y quien en 1912 partió en un barco de Odesa a Buenos Aires huyendo junto a otros miles de la persecución rusa a los judíos (Rusia no descansa…). Rebeca era sordomuda por una meningitis, pero quizás, escribe su nieta exiliada en México por la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, “había enmudecido de rabia ante el daño provocado por los autores del genocidio (…), tal vez dejó de hablar para no despertar a los fantasmas del horror”.

Adelantándose a un sombrío porvenir, el poeta chilango Anuar Zúñiga Naime nos dice en “War never changes” que “ahora mismo no tengo/trabajo no estoy/en mi mejor momento/me gustaría/nos viéramos de nuevo/de preferencia en el futuro/postapocalíptico donde seré/dueño de un búnker/subterráneo tabletas/de yodo y una ducha/química que elimine/hasta el 85%/de la radiación residual”.

La jalisciense Mónica Hernández Mendoza no hace concesiones de forma o fondo y en su poema “Vestigio Jazmín” desmonta cualquier romanticismo: “Es mentira que de los cuerpos muertos/nacen flores/musgo/hongos. /De tu cráneo no crecerá un roble/bajo el que alguien se cubrirá del sol. /Lo único que quedará es/el eco de tus vísceras:/una canción que nadie entenderá”.

En “In memoriam”, la escritora mexicana Isa Arias concluye que “Toda vida es una guerra. /Y se urde en la memoria, transcurre sólo en ella e inicia allí, toda vida”, mientras que Xel-Ha López Méndez vaticina en “¿Se pueden comer los enlatados vencidos?” que “La mujer del búnker/y yo/sabemos/lo que el futuro significa. /Cada quien a su manera/pero estamos/seguras. / (…) En ambos futuros/las dos terminamos enterradas/y encima/de nuestras cabezas/crecen flores”.

Con algo de pena debo comentar que mi poema “Palabras para Gaza” fue incluido asimismo en la edición de “Batallas”.

Por último, en su versión digital (https://luvina.com.mx/) la revista Luvina, dirigida por la escritora Silvia Castillero y editada por los poetas Víctor Ortiz Partida e Iván Soto Camba incluye otros textos que no cupieron en papel, como “La traducción en los campos de concentración”, de la crítica francesa Tiphaine Samoyault, traducido exquisitamente al español por la poeta, editora y traductora Xitlalitl Rodríguez Mendoza, a cargo en Luvina de la corrección de estilo, por demás puntillosa.

La revista puede adquirirse en línea, en las librerías del Fondo de Cultura Económica (FCE) o en la cadena Sanborns ($70.00).