Israel: 14 meses para preparar la "guerra perfecta"
"Israel: 14 meses para preparar la 'guerra perfecta'", escribe Irene Selser en #Entrevías
Al momento de escribir estas líneas seguía en vilo el “alto el fuego total” entre Irán e Israel, anunciado sorpresivamente la tarde del lunes por el presidente Donald Trump, quien antes de partir el martes a La Haya para asistir a la cumbre anual de la OTAN, fustigó a ambos países por desconocer la tregua, mediada por Qatar. En particular, Trump mostró su enfado con su amigo y aliado, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, por intensificar sus operaciones contra Teherán; empeñado como está el republicano en fortalecer su imagen tras el contundente ataque del sábado durante la Operación Martillo de Medianoche contra tres instalaciones nucleares de Irán (Fordo, Natanz, Isfahán) y validar su fórmula de “paz a través de la fuerza”. Pero es claro que no está en el espíritu de Netanyahu llegar a un acuerdo con Irán, salvo que signifique el abandono completo de su programa nuclear y su industria misilística, lo cual es rechazado por el régimen dinástico de los ayatolás, con una apertura limitada a negociar bajo ciertas condiciones lo nuclear (alivio de sanciones, devolución de activos congelados), no así su plan balístico, considerado una necesidad de seguridad nacional.
La prensa israelí reveló en estos días los entretelones de la guerra que estalló el 13 de junio en el marco de la Operación León Naciente, nombre que alude al versículo 23:24 del Libro de los Números (Biblia hebrea) y que Netanyahu escribió en una nota la víspera del ataque. “He aquí, el pueblo se levanta como león joven, y como león se alza; no se echará hasta que devore la presa y beba la sangre de los muertos”, decía el texto que el premier, de rigurosa kipá, aunque es judío laico, depositó en el Muro de las Lamentaciones, según las imágenes.
Con acceso habitual a los principales tomadores de decisiones políticas y de defensa en Israel, el diario The Jerusalem Post ofreció el 17 de junio el recuento de un año de debates, algunos de ellos ríspidos, entre Netanyahu y su gabinete de guerra, que culminaron en el ataque a Irán (https://www.jpost.com/spanish/opinion/article-858000). En su análisis, el experto militar John Spencer sostiene que la Operación León Naciente no sólo es una “campaña histórica”, sino “una demostración sincronizada de arte operacional moderno, construida sobre una profunda inteligencia, engaño estratégico y la innovadora fusión de herramientas de guerra antiguas y nuevas”.
Spencer analiza las piezas de este nuevo modelo, que explican cómo las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) y el Mossad, la poderosa agencia de inteligencia exterior, lograron perturbar las defensas iraníes antes de que el primer avión de combate cruzara la frontera por encima del Líbano. Agentes del Mossad, infiltrados desde hacía tiempo en los círculos militares y nucleares de Irán, no sólo sabían dónde se hallaban los científicos nucleares y los comandantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), sino que “manipularon horarios de reuniones y atrajeron a múltiples generales de alto rango hacia la misma instalación subterránea para ser eliminados simultáneamente”.
Los seis componentes de la estrategia, que el autor desmenuza en su artículo, serían: 1) La sorpresa como elemento central del arte operacional; 2) Penetración profunda de inteligencia y dominio del terreno humano; 3) Uso combinado de tecnología de bajo costo y plataformas de alta gama; 4) Supremacía aérea sin la tradicional superioridad aérea; 5) Paralizar la represalia antes de que suceda, y 6) Efectos psicológicos y estratégicos. Sobre el punto 3, por ejemplo, el Mossad fue introduciendo una a una las partes de los drones que serían disparados desde un centro de control clandestino en las cercanías de Teherán, a fin de inhabilitar las baterías antiaéreas y controlar los cielos.
Para Spencer, el León Naciente es más que una operación regional, “es un manual, un estudio de caso global en la guerra moderna con lecciones clave para los Estados Unidos y otras fuerzas militares avanzadas. (…) Este es el futuro de la guerra. Es preventiva. Es asimétrica. Está basada en inteligencia y diseñada para la iniciativa. Israel no sólo atacó a Irán. Desarmó, desorientó y desestabilizó a un adversario mucho más grande antes de que la guerra hubiera comenzado en serio”.
Otra crónica destacada es la del corresponsal militar Yonah Jeremy Bob (The Jerusalem Post, 20-06, https://www.jpost.com/israel-news/defense-news/article-858271), con la cronología de los últimos 14 meses de conflicto y de cómo el primer ataque directo de Irán a Israel, el 13-14 de abril de 2024, luego de 46 años de hostilidades mutuas en la sombra, determinó la actual guerra cuyo resultado es impredecible.
Afirma Bob que el 13 de abril de 2024, Irán “transformó el Medio Oriente” al atacar abiertamente a Israel con más de 100 misiles balísticos, 170 drones y docenas de misiles de crucero, en represalia por el ataque del 1 de abril de las FDI al consulado de Irán en Damasco, con saldo de 12 muertos. Israel contraatacó el día 19 afectando un sistema de defensa antiaérea S-300 que custodiaba las instalaciones nucleares de Irán en Isfahán.
La idea de Israel de asestar a Irán un golpe decisivo fue evolucionando al calor de los hechos –con independencia de si contarían o no con el apoyo de EU, en medio de la transición presidencial– y el trasfondo de la guerra en Gaza (cuando la cuestión palestina sigue siendo el meollo de la crisis regional), la ofensiva de las milicias pro iraníes de Líbano, Siria y Yemen, y el segundo ataque de Irán a Israel, el 1 de octubre de 2024, esta vez con más de 200 misiles balísticos.
El 26 de octubre de 2024, Israel respondió con la Operación Días de Expiación siendo la primera vez desde la Guerra Irán-Irak (1980-1988), que dejó en total hasta un millón de muertos, que Irán se enfrentaba a un ataque de esa magnitud.
Para Israel, dice Bob, “lo radicalmente nuevo en los debates posteriores al 26 de octubre fue que el país había comprobado que podía destruir las instalaciones nucleares de Irán casi a voluntad”. Lo que ha quedado de manifiesto con la Operación León Naciente.