Trump, la FIFA y 11 mil millones en vilo
"Trump, la FIFA y 11 mil millones en vilo", escribe Raymundo Riva Palacio en #EstrictamentePersonal
La cuenta regresiva para el Mundial de Futbol el próximo año comenzó la semana pasada, al mismo tiempo que el presidente Donald Trump intensificó las redadas contra los inmigrantes, particularmente en Los Ángeles, donde se jugará la final de la Copa FIFA el 19 de julio, y se prepara para ampliar la lista de países cuyos ciudadanos, hoy no puedan entrar a Estados Unidos. Esto ya se puede problematizar: entre los tres únicos países clasificados para el Mundial, sin contar las tres naciones sede, se encuentra Irán, vetado para acceder a visas.
La entrega de visados ha sido una preocupación constante desde que Trump asumió por segunda ocasión la Casa Blanca. En abril, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que ha visto varias veces a Trump -se esperaba que máximo en mayo viajara a México para supervisar los avances de la organización, lo que no sucedió-, dijo que había recibido garantías de la Casa Blanca de que los aficionados de cualquier país del mundo podrían viajar a Estados Unidos, y recordó que el gobierno estadounidense había firmado las garantías cuando presentó su solicitud como país sede.
La selección de los tres países de Norteamérica se dio durante el primer mandato de Trump, y según Infantino, la FIFA firmó el llamado Acuerdo de Garantías con el presidente y los gobernadores de las 11 ciudades sede, que son los compromisos que un país anfitrión debe cumplir para asegurar un evento de la FIFA. De lo que no habló Infantino es de otro documento menos conocido que se llama Cuaderno de Cargos, mediante el cual el país anfitrión garantiza la entrada de cualquier miembro de la delegación de un país competidor, sin excepción, para que pueda participar plenamente en el torneo.
En la Copa del Mundo de 1994 en Estados Unidos, el gobierno del presidente Bill Clinton no firmó el Cuaderno de Cargos, y no se sabe si el de Trump lo hizo. Pero aún si lo suscribió, lo que es dudoso, no valdría nada. Irán es parte del grupo original de 12 países a cuyos nacionales se les negó la entrada y el visado, por lo que, hoy en día, Irán está vetado para jugar en ese país. La semana pasada el The Washington Post reveló que otros 36 países serían añadidos a aquella lista, entre los que se encuentran Libia, Burundi y Sierra Leona, que según varios analistas de futbol, tienen posibilidades de calificarse.
Infantino declaró en abril que “el mundo sería bienvenido” a Estados Unidos durante la Copa FIFA, pero dos meses después pudo ver que no era cierto. Al zaguero del Boca Juniors, Ayrton Costa, el Servicio de Inmigración y Aduanas le negó la visa con lo cual su participación en el Mundial de Clubes, que se está llevando a cabo en Estados Unidos, se había acabado. Gestiones de la FIFA y las autoridades deportivas de Argentina lograron que le dieran una visa especial de 26 días para que pudiera participar en el torneo. Costa había participado en un robo hace unos siete años, pero no fue a juicio al aceptar una sentencia con libertad condicional en 2023.
Las restricciones de visas y las redadas se sumaron a los temores en torno a los juegos de futbol en Estados Unidos. El sitio deportivo The Athletic, una rama de The New York Times, publicó hace unos 10 días que la venta de boletos para el juego inaugural de la Copa Mundial de Clubes entre el Inter de Miami y su astro Lionel Messi, contra el cuadro egipcio Al Ahly, era tan baja que redujeron los precios de boletos de 230 dólares a 55. Solo así lograron un estadio casi lleno, ante los temores de una asistencia de menos de dos terceras partes de su capacidad por la cruzada antimigratoria de Trump.
La primera ola de redadas afectó otros partidos de futbol. Por ejemplo, reportó Los Angeles Times, la asistencia al estadio SoFi el sábado pasado, donde abrió México la Copa de Oro ante República Dominicana, tuvo una asistencia de 10 mil personas abajo del promedio de sus últimos tres juegos en el mismo caso, que dejó casi vacía la tribuna más alta y a medio llenar la más baja. En Salt Lake City, Utah, donde el seleccionado mexicano jugó un juego de exhibición contra Suiza, se vendieron 40 mil boletos, pero solo asistieron 30 mil personas. Días antes en Chapell Hill, Carolina del Norte -una zona llena de mexicanos- donde jugó contra Turquía, la asistencia no rebasó el 50% del cupo.
Hoy estamos a menos de un año de la inauguración de la Copa FIFA en el estadio Banorte Azteca, pero con una incertidumbre creciente sobre lo que pueda pasar en Estados Unidos, donde se llevarán a cabo 74 de los 104 partidos de la Copa FIFA, y a dos de los Juegos Olímpicos en Los Ángeles, donde a diferencia del Mundial de futbol, participarán solo 48 escuadras, se espera que compitan 208 países, incluidos prácticamente todos los de la lista de Trump.
La inquietud sobre los dos eventos deportivos más grandes del mundo llevó a 55 diputados en Estados Unidos a enviarle una carta al secretario de Estado, Marco Rubio, para pedirle que agilizara las visas para los visitantes en ambos eventos, que estiman dejarían una derrama económica de tres mil 75 millones y 18 mil millones de dólares, respectivamente.
En ese momento, cuando arrancaba el segundo gobierno de Trump, todas las preocupaciones fueron resueltas. Hoy, lo que dijeron entonces ya no tiene validez, en función de cómo está actuando el gobierno. Lo que suceda mañana con Trump es impredecible. Lo que pase dentro de un año, todavía más. No hay garantía de nada, ni certeza de sus acciones. No hay discusiones de la FIFA con los países sede, sobre alternativas en caso de que Trump endurezca su posición de visas y redadas, que afectan al futbol y que solo en la Copa del Mundo tendría, calculan, ingresos por 11 mil millones de dólares. Y todo, sometido a los humores de un Trump peligrosamente mercurial.
Raymundo Riva Palacio
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