Un signo de esperanza
"Un signo de esperanza", escribe Pbro. José Martínez Colín en #VivirenCristiano
1) Para saber
“De noche, especialmente, es hermoso creer en la luz”. Esta frase de Platón, nos habla de la fe en lo que no se ve y la esperanza de obtenerlo. Virtudes que tienen dos personajes del Evangelio que padecen un mal y sobre los que el Papa León XIV meditó: Una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía 12 años y un padre cuya hija, de 12 años, yace a punto de morir. Ambos acuden a Jesús con fe y esperanza, era su último recurso.
Nosotros podemos padecer algún mal, dice el Papa, como una enfermedad muy difundida que es el cansancio de vivir: la realidad nos parece muy compleja y difícil de afrontar. Pero en Jesús ha de estar nuestra esperanza. Su gracia nos devuelve la vida.
2) Para pensar
Está el ejemplo de un pescador peruano, hombre de fe y esperanza en Dios que no vaciló en la adversidad. Se llama Máximo Napa Castro y le llaman “Gatón”. Desde los 13 años se dedica a la pesca: “Amo el mar. Cada mañana, me arrodillo: Voy contigo, Padre mío hermoso. Tu voluntad siempre. Nunca dejo de pedirle que me lleve y me traiga. Rezo por mis hijos y mi madre”, afirmó.
El pasado 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada, “Gatón” le pidió la bendición a su madre. A los diez días había pescado siete sacos de pescado y decidió volver. Pero el motor no encendió y se preparó para lo peor con la poca comida: un día comía y otro no, pero se acabó a inicios de este año: “Me arrodillé y dije: Creo en ti. Tomaba agua de lluvia. Comencé a comer las cucarachas, y también lloraba… Me levantaba orando. Dormía orando. Comía pájaros que caían en el bote: Yo sé que tú me lo has mandado. Gracias, Padre”.
Se malogró lo pescado y tuvo que tirar los 800 kilos. Prometió a Dios cambiar si lo salvaba. El 10 de marzo, no había agua, ni comida, ni lluvia y le costaba respirar. Sintió que el bote golpeó: era una tortuga; le pidió perdón, la cortó y bebió su sangre. Le regresó la vida. Le dijo a Dios: “Yo sé que me vas a mover en helicóptero o avioneta”. Al día siguiente de pronto vio un helicóptero, y asegura que vio a Jesús y le dijo: "¡Lo hiciste! Le agradecí y lloré”, compartió emocionado. Máximo fue llevado a un barco atunero. Todos repetían “es un milagro”: 95 días de náufrago.
El capitán está convencido que todo fue obra de Dios pues el barco no debía pasar por ahí y el helicóptero no prendió los dos días anteriores, sólo el 11 que siguió el rastro de unos pájaros, pero lo llevaron al bote: todo se “alineó” para rescatarlo. Incluso el capitán soñó que su madre le pedía que “saliera” para que viera lo que había”.
En los chequeos médicos todo está normal, incluso se alivió de diabetes, algo inexplicable: “Ahora no sabemos si la cucaracha o la sangre de tortuga cura la diabetes”, bromea. “Quiero que todo el mundo sepa que Dios es grande, es hermoso. Dios quiere que todos oremos, que amemos”, afirmó.
3) Para vivir
Las curaciones de Jesús son una señal de esperanza, dice el Papa. La hemorroísa es sanada con solo tocar el manto del Señor y la hija es resucitada por Jesús, recompensando la fe del padre que creyó incluso cuando le dijeron que ya estaba muerta. Nosotros, enfermos o muertos espiritualmente, si nos acercamos con fe a Jesús, a los Sacramentos, seremos sanados. Su gracia nos alcanza y trasforma.
Pbro. José Martínez Colín
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