Segundo indígena en la Corte y el frenón a ministras

"Segundo indígena en la Corte y el frenón a ministras", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

Entre los adjetivos "maravillosos" del gobierno, el ruido intenso de una jornada electoral totalmente atípica y el vacío del voto ciudadano, la maquinaria de Morena se vio muy débil para el tamaño de los recursos movilizados. De hecho, el voto corporativo y coaccionado que dominó esta contienda, terminó dividiéndose entre las dos ministras que querían ser presidentas de la Corte, Lenia Batres y Yasmín Esquivel Mosa, que en su lucha cuerpo a cuerpo por el primer lugar en la votación, nunca vieron venir al que parece haber sido el freno y en antídoto a sus aspiraciones: el abogado mixteco de Oaxaca y actual funcionario del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), Hugo Aguilar Ortiz.

Sin haber hecho tanto ruido ni una campaña tan intensa o estructurada por todo el país, como la que desplegaron Esquivel y Batres, el defensor de derechos indígenas, nacido en Tlaxiaco, en la zona mixteca, se dedicó a promover su imagen y su proyecto para llegar a ser ministro de la Corte exclusivamente en las comunidades indígenas de toda la República, hasta donde llegó con el ofrecimiento de convertirse en la voz de los pueblos originarios y sus derechos olvidados en el nuevo modelo de justicia.

Mientras las dos ministras se medían en encuestas de popularidad e intención del voto en las grandes ciudades, el abogado Aguilar, con su experiencia como defensor de mixes y otras etnias de Oaxaca en conflictos agrarios, asesor del EZLN en la elaboración de sus propuestas de reformas constitucionales para los derechos indígenas, y actual funcionario del INPI (antecedente del antiguo INI donde por cierto comenzó su carrera política el expresidente López Obrador), recorría los pueblos originarios de su tierra, del norte, centro, sur, oriente y occidente en la República, apostándole todo al voto más vulnerable y olvidado en los comicios mexicanos.

Anoche, con sus 4 millones 827 mil 402 votos, con el 85% de las actas computadas, Hugo Aguilar Ortiz se confirmaba ya de manera virtual como el próximo presidente de la primera Suprema Corte de Justicia de la Nación que será electa por el voto popular. Su ventaja de más de 300 mil votos sobre la ministra Lenia Batres Guadarrama, y de más de 800 mil votos sobre Yasmín Esquivel Mosa, segundo y tercer lugares respectivamente, lo convertía en el candidato más votado a ministro lo que, según la reforma judicial, le otorga automáticamente la primera presidencia del nuevo tribunal constitucional.

Hugo lo dice sin cortapisas: "Yo me concentré en el voto de los pueblos originarios, en hablarles a ellos y ofrecerles ser su voz en la Corte y llevar hasta el máximo órgano de justicia su representación y sus demandas y su voz que han sido ignoradas y olvidades por la justicia en México", nos dijo ayer en entrevista para el noticiero "A la Una" con este columnista en El Heraldo Radio. "Si observaron bien, las casillas en las zonas indígenas lucieron llenas y ellos decidieron por primera vez a quién querían para llevar su voz y sus demandas ante la Corte", afirmó con su hablar pausado y seguro.

Cuando le comenté sobre su presidencia en la Corte, que sería la segunda vez en ser ocupada por un mexicano de origen indígena y también del estado de Oaxaca, Aguilar Ortiz se soltó con un discurso que parecía muy bien armado, ensayado y planeado como parte de toda su estrategia: "Fíjate, tuvieron que pasar casi 170 años para que otro indígena llegara a ser presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Juárez García lo fue en 1857 y han pasado casi dos siglos sin que se le diera oportunidad a otro integrante de los pueblos originarios", comentó al aceptar la comparación con el papel que jugó en aquella época el llamado benemérito.

Sobre la independencia y autonomía del Poder Judicial y de su casi segura presidencia de la Corte, Hugo Aguilar sostiene que él cumplirá lo que dice la Constitución sobre la independencia judicial y la división de poderes. "Cada poder en sus funciones y respetando sus decisiones, aunque eso no significa que no pueda haber diálogo con los otros poderes, porque al final todos buscamos lo mismo que es el bien de México y los mexicanos". ¿Diálogo, pero no supeditación?, le preguntamos. "Diálogo y entendimientos, evitando conflictos y por el bien del país", remató.

Así, sin que muchos lo vieran venir, con una estrategia que no parece improvisada ni obra de la casualidad y en la que claramente tuvo apoyos externos que lo impulsaron por la ruta que lo llevará hasta la presidencia de la Corte, el abogado mixteco también terminó siendo, en los hechos, el contrapeso o el freno para evitar la llegada de las dos ministras que pretendían liderar la votación con miras a convertirse en presidentas del nuevo tribunal constitucional. Hugo Aguilar Ortiz las rebasó a las dos por la izquierda indigenista y logró los apoyos que tenía que lograr para romper la polarización que había surgido entre Batres y Yasmín.

Si lo hizo solo, con su estrategia y su habilidad para lograr este hito político y electoral, habrá que seguir de cerca a Hugo y su discurso en favor de los derechos indígenas. Y si no lo hizo solo y tuvo respaldos desde Palenque o Palacio Nacional o ambos, con más razón habrá que mantenerlo claramente en el radar. Lo cierto es que, parafraseando al clásico más repudiado, pero más citado por la 4T, "haiga sido como haiga sido", la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendrá, por segunda vez en su nueva historia de jueces electos por votación, a un presidente de origen indígena y también de Oaxaca... Los dados siguen girando y mandaron Escalera Doble.