Salinas Pliego, ¿candidato al 2030?

"Salinas Pliego, ¿candidato al 2030?", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

La primera vez que escribí en esta columna, en febrero de este año, que Ricardo Salinas Pliego desplegaba su activismo político -a raíz de su ruptura con el expresidente López Obrador y su controvertido adeudo de impuestos- le abría la posibilidad de construir una posible candidatura presidencial para las elecciones de 2030, el empresario me contestó en sus redes sociales con su acostumbrado tono agresivo, diciéndome que por qué escribía "pendejadas", a lo que yo le respondí que porque me daba la gana y que él no tenía el monopolio de escribir o decir "pendejadas".

Han pasado apenas seis meses de aquella columna y ayer en la segunda parte de la entrevista que le concedió al periodista Ramón Alberto Garza, para su sitio Código Magenta, Salinas Pliego responde a la pregunta de si se ve como un posible candidato a la Presidencia de la República dentro de cinco años. Y su respuesta, esta vez, fue muy diferente: "No es algo que yo esté buscando activamente porque mi vocación es distinta, pero también al mismo tiempo digo: si no hacemos algo por el futuro de nuestro país, nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros bisnietos nos van a reclamar…Y si es necesario, pues haré lo que sea necesario".

¿Qué cambió en estos seis meses para que el quinto hombre más rico de México modificara su posición frente a una posible candidatura que muchos ven como una opción ante el debilitamiento de la oposición y el creciente autoritarismo y hegemonía de Morena?

De entrada, lo que ya era un rompimiento total con López Obrador -a quien apoyó por casi 20 años con financiamiento y acompañamiento en sus campañas políticas- se convirtió ahora también en un enfrentamiento abierto y casi personal con la presidenta Claudia Sheinbaum, con quien el empresario intentó varias veces tener un acercamiento, desde que ella era candidata, pero nunca pudo reunirse ni dialogar con la hoy mandataria.

Y si en febrero la doctora aún no se metía de lleno al tema, unas semanas después lo hizo y comenzó a decir que Salinas Pliego "va a tener que pagar sus impuestos", en un discurso que fue subiendo de tono, conforme el empresario también se radicalizaba y le respondía a la Presidenta, al tiempo que su televisora Azteca empezó a hacer una crítica constante y directa al actual gobierno.

El pleito de Salinas con AMLO y con la 4T pasó a ser también un pleito con Claudia Sheinbaum y el empresario empezó a ver cómo se le cerraban las vías jurídicas y se presionaba a los actuales ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que ya no entraran al análisis final de su amparo y este se quedara para la nueva Corte que inicia funciones el próximo lunes 1 de septiembre.

A eso contribuyó también el propio Salinas, quizás sin proponérselo, al promover tres recursos para que los ministros Javier Laynez Potisek, Alberto Pérez Dayan y Lenia Batres se excusaran de participar en la discusión y votación de su amparo. Y como esos recursos tardaron en procesarse, pues a esta Corte, que se cierra definitivamente mañana, ya no le alcanzó el tiempo y dejó pendiente el caso para que lo discuta la nueva Corte con la totalidad de ministros afines a Morena.

A estas alturas Ricardo Salinas sabe muy bien que viene un fallo en su contra por parte de la Corte morenista y que, tal y como lo ha pedido varias veces, los nuevos ministros atenderán la posición de la Presidenta para obligarlo a pagar hasta 74 mil millones de pesos de impuestos que, según Sheinbaum y el SAT, es el monto al que ascienden los adeudos del empresario, mientras él sostiene que sólo debe siete mil 500 millones de pesos, que dice estar dispuesto a pagar "mañana si me reciben el pago, ya tengo el cheque listo".

Y ante esa realidad de que es seguro que perderá en la Corte, para la que ya se ha preparado financiera y legalmente, el apodado "Tío Richie" ha comenzado ya también su estrategia política: declararse y presentarse como "perseguido político" del régimen morenista por sus opiniones y declaraciones "incómodas" para los actuales gobernantes, e iniciar, desde el extranjero, donde ya se encuentra desde hace varias semanas, una guerra legal y política que lo llevará, inevitablemente, a convertirse en el principal líder opositor al gobierno, algo que eventualmente lo posicionará, como ya empieza a ocurrir con un sector de la población, como una opción para enfrentar a Morena en la sucesión presidencial de 2030.

Así que lo que en un principio consideraba "pendejadas", hoy con un escenario claramente adverso a sus alegatos judiciales y a sus intereses y los de sus empresas, ya no suena tan "pendejo". Y está claro, a partir de sus propias declaraciones, que empieza a cobrar sentido para el empresario que se reitera ajeno a la vocación política, pero sí dice que "haré lo que sea necesario" si la batalla sin retorno que ha emprendido contra la 4T lo coloca en el papel de posible candidato opositor y de la sociedad en las futuras elecciones presidenciales.

Lo que falta por ver es cómo responderá el gobierno de Claudia Sheinbaum a la estrategia de Salinas Pliego y de qué manera procederán en su contra y la de sus empresas, en el momento en el que la nueva Corte emita su sentencia sobre el amparo pendiente del empresario. ¿Lo obligarán a pagar una cantidad que claramente parece inflada por los cálculos del gobierno? ¿Y si se niega a pagar tanto dinero y se evade del país, le confiscarán sus empresas involucradas en el litigio fiscal?

La realidad es que esta guerra declarada entre el poder político y el quinto hombre más rico del país apenas empieza y, como dijo el falso Quijote, "cosas veredes, Sancho"… Se detienen los dados. Primera Serpiente de la semana.