¿Por qué quieren parar la ayuda de los mexicanos?

"¿Por qué quieren parar la ayuda de los mexicanos?", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

Por más poder que tenga un gobierno, hay temas en los que no debe intentar acapararlo todo. La ayuda humanitaria y la solidaridad que han desarrollado los mexicanos y su sociedad civil, a fuerza de golpes, desastres y del abandono o incapacidad del gobierno es algo que no puede prohibir o controlar ningún gobierno por popular o legítimo que sea. Fue justo esa solidaridad, que emergió como concepto entre los mexicanos en el terrible sismo del 19 de noviembre de 1985, la que ayudó a salvar vidas y remover escombros cuando el gobierno de Miguel de la Madrid se vio pasmado ante la dimensión de aquella tragedia.

Y es esa misma solidaridad la que hoy, ante los desastres y tragedias por las lluvias en cinco estados del país, intenta hacer llegar ayudas, en forma de víveres, artículos de limpieza, agua y otros artículos a la población damnificada, pero ahora la intención y el apoyo de los mexicanos de toda la República se está topando con una medida tan absurda como autoritaria dictada desde la Presidencia de la República: que ningún particular o asociación ciudadana que quiera llevar apoyos materiales o en especie a las comunidades afectadas de Veracruz, Puebla, Querétaro, Hidalgo y San Luis Potosí, puede ir a entregar personalmente esa ayuda, sino que tiene, forzosamente, que entregársela al Ejército o la Marina, para que sean ellos, a nombre del Gobierno federal, los que canalicen los cargamentos de ayuda.

¿Quién le dio al Gobierno federal y a las Fuerzas Armadas facultades para impedir que un mexicano ayude a otro de manera directa en caso de un desastre natural como el que hoy viven esos cinco estados? No hay ninguna ley que sustente un acto que parece a todas luces autoritario y que se presta a todo tipo de suspicacias. ¿Quiere la presidenta Sheinbaum y su partido ser los únicos que lleven ayuda en estos desastres?, ¿pretenden politizar y capitalizar políticamente una tragedia? o cuál es la razón o el sustento de mandar a los militares a retener los envíos de ayuda para que sólo el gobierno aparezca como el benefactor y el dador de apoyos a los damnificados por la lluvia.

Ya sabemos que a Morena y a su fundador, López Obrador, no les gusta el concepto de sociedad civil que emergió en aquel fatídico 1985 y que luego fue clave para impulsar la transición democrática de la que se benefició la izquierda histórica que ellos dicen representar y que errónea y torpemente asocian el concepto de "civil" a movimientos de derecha, porque ellos prefieren hablar demagógicamente del "pueblo" como una entelequia que les sirve para su discurso político y que pretende excluir a todo aquel mexicano que no comulgue con sus ideas.

Y también sabemos, porque así lo dictaminó el propio expresidente en su gobierno, que a esa sociedad civil se le cerraron en el sexenio pasado, a través de reformas legales, las posibilidades de hacer labor social o donaciones con fines de ayuda a causas y necesidades de grupos vulnerables, sin mayor razón o argumento que centralizar el control de la caridad, el apoyo y la asistencia social en manos del Estado y de su propagandístico concepto del bienestar, en el que se eliminaron y redujeron las deducciones fiscales a todas las fundaciones privadas que canalizaban recursos para apoyar a grupos sociales vulnerables en el país.

El fin de esa reforma, lo explicó muy bien el empresario Salinas Pliego, no era otro más que concentrar desde el Gobierno federal y más específicamente desde el aparato del bienestar lopezobradorista, las ayudas sociales con el fin de que los mexicanos sólo reconozcan y agradezcan con votos al gobierno y a su partido hegemónico, como los que les ayudan y les entregan dinero en efectivo que no les pertenece porque es de los contribuyentes, pero que ellos utilizan perversa e ilegalmente para comprar lealtades y votos clientelares, justamente lo que ellos siempre cuestionaron y reclamaron a los gobiernos del PRI y el PAN.

"Por supuesto que el Estado es el número uno como promotor destructor de la caridad privada. A mí me lo dijo López Obrador, personalmente, me dijo: ‘no vamos a permitir que haya caridad privada, esto lo va hacer el Estado exclusivamente, y entonces quitó todos los apoyos a fundaciones individuales, e hizo una reforma para que los donativos deducibles de impuestos en empresas fueran superlimitados. Y esto es para que sólo el Estado pueda hacer la caridad: el dueño de los esclavos es el que les puede dar ayuda, nadie más", comentó Salinas Pliego en una entrevista con el escritor e historiador Juan Miguel Zunzunegui.

Es eso mismo lo que pretende aplicar ahora la presidenta Sheinbaum en la tragedia por las lluvias en cinco estados, tal y como lo hizo López Obrador en Acapulco durante la devastación del huracán Otis. Evitar que grupos sociales, civiles, religiosos o de cualquier tipo lleguen con ayuda directa a los damnificados y obligarlos a entregarlas a las manos militares para que estos las concentren y luego las entreguen a nombre del gobierno sin explicar que en realidad se trató de ayuda solidaria de otros mexicanos para sus compatriotas afectados. ¿Así de mezquino y autoritario se va a ver este gobierno en un momento en que toda la ayuda posible debe fluir para apoyar a cientos de miles de personas que lo perdieron todo por la fuerza de las lluvias?

Mal se está viendo este gobierno al pretender repetir un esquema claramente ilegal y violatorio de derechos, tanto de quienes quieren ayudar, como de quienes necesitan y claman por esa ayuda. Porque el Ejército no puede restringir la libertad de tránsito, a menos que se haya declarado un Estado de excepción, cosa que no ha ocurrido en las zonas de desastre. Y detener a camiones y automóviles particulares que pretenden llegar con ayuda hasta las comunidades afectadas y encima obligarlos a entregar esa ayuda a las Fuerzas Armadas, es claramente una violación constitucional.

Tan irracional, mezquina y absurda es esa política, que ayer en Poza Rica ya ocurrieron dos cosas: primero que los particulares que llegaban con ayuda se brincaron los retenes y los filtros que puso el Ayuntamiento para impedirles el paso y obligarlos a dejar sus ayudas a funcionarios municipales, en una muestra clara de que los mexicanos rechazan que se les quiera impedir apoyar a los damnificados; y lo segundo que pasó es francamente vergonzoso y exhibe la incongruencia de este gobierno: en el municipio de Tihuatlán, de la zona norte de Veracruz, se vio, a través de un video grabado y difundido en redes sociales, cómo narcos y sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación llegaron a repartir despensas a la población afectada, mientras le decían a la gente: "Tenga su despensa, es de parte del señor ‘Mencho’ que los quiere ayudar".

O sea que ¿los narcos y delincuentes sí pueden llevar ayuda a los damnificados y los mexicanos de bien, que hacen un esfuerzo para cooperar y ayudar a las personas afectadas no? Vaya incongruencia y desfachatez del gobierno que pretende aparecer como el único benefactor en medio de la tragedia, que se niega a compartir esa labor con la sociedad civil y pretende frenar y limitar las expresiones de solidaridad de los mexicanos, pero al mismo tiempo le permite al crimen organizado repartir ayudas y despensas a los damnificados. Y luego no quieren que se diga que son socios.

En 1985 a Miguel de la Madrid su respuesta tibia y tardada en medio de la devastación de aquel sismo que sacudió a la República y especialmente a su capital, le valió pasar a la historia como un presidente gris y timorato, que no supo entender la dimensión de una tragedia que marcó un antes y un después para la sociedad mexicana. Hoy, en pleno siglo 21, más le vale al gobierno de la presidenta Sheinbaum no intentar contener, prohibir o regular un sentimiento y una expresión ya arraigada en la sociedad mexicana y que no entiende de partidos, colores o ideologías. Por mucho poder que hoy tenga la mandataria, meterse con algo tan espontáneo y legítimo, podría marcar su Presidencia y su paso a la historia… Los dados se recargan y mandan Escalera Doble. Subimos.