"Es un momento muy peligroso para la libertad de expresión": Alicia Quiñones
La periodista y editora mexicana aseguró que desde 2003 el mundo registra más violencia contra escritores y artistas.
Guerras, censura, exilio, muerte… La situación de artistas, escritores y periodistas en diversos países del mundo no mejoró en 2024 sino al contrario, algunos son víctimas de gobiernos autoritarios, de conflictos armados o del crimen organizado. Así lo afirma la periodista y editora mexicana Alicia Quiñones, directora para las Américas de PEN International (pen-international.org/), asociación creada en 1921 con sede en Londres y una membresía de 400 escritores y periodistas en cien países.
Pregunta: Si tuvieras que resumir el estado de los derechos humanos y la libertad de expresión entre la comunidad de escritores, artistas y periodistas cuyos casos han sido documentados por PEN International, ¿qué podrías decirnos?
Respuesta: Pese a que tenemos avances en casos específicos a nivel global, parece haber un retroceso en la libre expresión por los graves efectos de los conflictos en diversas regiones como en Ucrania y Medio Oriente, y las guerras declaradas y aquellas no declaradas. También notamos un aumento en la represión transnacional, es decir, en los ataques o persecución fuera de los países de origen de los escritores, artistas y periodistas forzados al exilio por sus opiniones. Los gobiernos represores no están dispuestos a sacrificar su “buena imagen” ante otras naciones y están buscando cómo refinar sus métodos de persecución, pero las organizaciones globales lo estamos documentando y denunciando.
En lo que respecta a las Américas, puedo decir que vivimos un momento muy delicado y peligroso para la libertad de expresión y la expresión artística. Las Américas, Norte, Centro y Sur están enfrentando una época crítica: somos testigos de cómo un gran número de creadores latinoamericanos se han visto obligados a marchar al exilio en busca de refugio y protección, y de un aumento masivo de la censura de libros. El arte, la literatura y los espacios culturales suelen ser los objetivos favoritos de los gobiernos represivos para la censura. El arte tiene el poder de nombrar las cosas cuando hay silencio en las sociedades.
P: ¿Qué demuestra tu experiencia en el PEN?
R: Que las artes y sus diferentes formas de expresión han sido históricamente un foco prioritario de censura cuando las fuerzas políticas autoritarias acceden al poder. En PEN International también observamos desde 2023 un aumento de la violencia estatal y un creciente acoso judicial contra periodistas de investigación, y continuamos registrando situaciones de gran riego que viven reporteros haitianos, colombianos, venezolanos, guatemaltecos, mexicanos y hondureños. Cada país tiene sus particularidades, su momento histórico, y eso define mucho su estado de la libre expresión. Venezuela es un caso muy distinto al de Haití o México, pero todos enfrentan problemas graves de seguridad respecto de la libre expresión, ya sea de parte de los Estados o del crimen organizado. No es posible que sigamos viendo a periodistas y artistas perseguidos, encarcelados o muertos en pleno siglo XXI.
P: Hablas de la censura de libros y pienso en las dictaduras militares en Sudamérica en los años de 1970, cuando ciertas obras eran prohibidas arbitrariamente...
R: Se está viendo lo mismo ahora. Los periodistas y autores de libros se enfrentan a innumerables amenazas, acoso, censura y, con demasiada frecuencia, a brutales asesinatos. Autoridades de la región como en Perú, Nicaragua y Cuba, cada país con sus especificidades, han introducido nuevas legislaciones que restringen la libertad de expresión, incluso en los espacios digitales, al tiempo que recurren a las leyes existentes, en especial las relativas a la seguridad nacional, para encarcelar a periodistas por el simple hecho de informar o mantenerlos bajo acoso judicial. Esto aunado a una “cultura de la cancelación” cada día más aguda y que favorece un ambiente censor. En nuestro continente se han intensificado las prohibiciones de libro, principalmente en Estados Unidos, seguido por Brasil y El Salvador.
Los gobiernos represores no están dispuestos a sacrificar su “buena imagen” ante otras naciones y están buscando cómo refinar sus métodos de persecución, pero las organizaciones globales lo estamos documentando y denunciando”.
Alicia Quiñones
P: ¿Estados Unidos?
R: En efecto, Estados Unidos no sólo experimenta una masiva censura de libros que hemos documentado ampliamente a través de nuestros centros PEN, sino que manifestaciones de estudiantes fueron reprimidas en 2023. Ahora, con el regreso del expresidente republicano Donald Trump a la Casa Blanca, nos enfrentamos a otros retos en materia de libertad de expresión y un impacto en diversos conflictos que terminan por afectar a escritores, profesionales de la cultura, artistas, periodistas y otras voces importantes para el desarrollo de nuestros países y nuestras democracias.
P: En el Informe de Casos 2023/2024, PEN International se menciona la ayuda dada a escritores, artistas y periodistas y sus familias perseguidos en Afganistán, Bielorrusia, Egipto, Myanmar, Serbia, Turquía, Honduras, Cuba y Nicaragua, lo que habla de la extensión del problema. ¿Cómo enfrentan el tema de la recaudación de fondos y si es posible que las ayudas continúen a futuro?
R: Hay un dato muy importante que quiero resaltar y es que en los últimos cinco años hemos registrado un alza en la cifra de escritores bajo riesgo o que enfrentan una situación de emergencia, ya que sus vidas están amenazadas y se ven forzados a dejar sus casas. Es decir, deben realizar un movimiento inmediato de desplazamiento interno o un exilio forzado. PEN International es, creo, de las pocas organizaciones en el mundo que ofrece una ayuda específica para escritores y escritoras, pero también para otros creadores como pintores, guionistas, caricaturistas y artistas en general. Todos ellos pueden acceder a un Fondo Único (PEN Emergency Fund), recibimos las solicitudes, investigamos el caso y si procede otorgamos la ayuda que no es una beca sino un apoyo para enfrentar la emergencia. Afortunadamente tenemos distintos donativos para otorgar las ayudas a nivel global, pero también contamos con ayudas específicas, es decir, hay ciertos fondos destinados, por ejemplo, para escritores en riesgo en Afganistán o Nicaragua, donde la situación para la libertad de expresión y de creación es crítica. El PEN trabaja año con año para asegurar esos fondos. En 2024 hemos cumplido el cometido y esperamos poder seguir haciéndolo en los próximos años.
P: En su Lista de Casos, PEN destaca la prisión en China de 11 miembros del Centro PEN Chino Independiente, los homicidios selectivos de periodistas por bandas delictivas en México y un nuevo tipo de persecución en Nicaragua en forma de “muerte civil” contra ciudadanos en general, pero también contra cientos de escritores, artistas y periodistas forzados al exilio —más de 300 en el caso de los comunicadores, según se denuncia—, despojados de su nacionalidad por “traidores”. ¿Hubo respuesta de esos gobiernos a los reclamos del PEN?
R: En algunos casos recibimos respuesta de manera directa o lateral. Con el gobierno de Cuba hemos tenido algún tipo de respuesta a nuestras acciones, pero no de forma directa; sin embargo, no están dispuestos a dialogar. Cuba es uno de los países donde es marcada la persecución contra artistas y periodistas disidentes a quienes se les aplica un “método” para obligarlos a dejar el país mediante el acoso individual y familiar. De hecho, en julio de 2023 publicamos un informe elaborado por PEN International, la asociación humanitaria Cubalex y Artists at Risk Connection (ARC), sobre la represión contra artistas tras las masivas protestas del 11 de julio de 2021 contra el gobierno. El informe publicado en español e inglés se titula “Método Cuba: Testimonios de artistas independientes sobre el exilio forzado” y detalla las distintas formas de represión empleadas contra ellos.
P: Mencionabas que en las Américas ha habido un deterioro muy preocupante de la libertad de expresión…
R: En efecto, lo estamos viendo desde 2018 con artistas, periodistas y escritores forzados al exilio, un exilio que es masivo y que es muy preocupante porque no ha cesado. Es una realidad que no solo nos está rebasando a las organizaciones a nivel mundial, sino también a los propios individuos que necesitan acceder a recursos, reubicaciones, nuevos empleos, tener visas adecuadas para poder llegar a los nuevos países y ejercer su nuevo trabajo, su nueva vida con mayor libertad. En eso estamos trabajando con algunos Estados para que justamente existan visas y condiciones para que las personas puedan llegar a un nuevo lugar y dejar atrás la represión; que puedan instalarse y enfrentar los nuevos retos que supone la vida en el exilio.
P: Por último, ¿cómo identifican los casos a defender?
R: En nuestro trabajo es prioritario el tema de la investigación, la documentación y por supuesto la visibilización, no sólo de los casos sino de los atropellos o de la institucionalización de la censura, como me gusta llamarlo, porque las nuevas leyes represivas en la región lo único que hacen es dar permiso a las autoridades para que puedan perseguir y censurar a las voces disidentes. Visibilizar y documentar son dos de los aspectos más relevantes de la labor de PEN International en aras de la libertad de expresión y también para llevar un registro, una memoria de todos estos atropellos a los derechos humanos con miras a proveer justicia y, por supuesto, para mejorar las condiciones de vida de las personas en los países en los que trabajamos.