Tensión crece: Perú deja abierta incursión en embajada de México

El presidente José Jerí dijo que "no le tiembla la mano" para cumplir la orden judicial contra Betssy Chávez y afirmó que, si es necesario, entrarán al recinto diplomático.

La tensión entre México y Perú escaló este domingo luego de que el presidente peruano José Jerí dejó abierta la posibilidad de que fuerzas de seguridad ingresen a la embajada mexicana en Lima para detener a la exprimera ministra Betssy Chávez, quien permanece refugiada en la sede diplomática desde el 2 de noviembre.

En entrevista con el diario El Comercio, Jerí afirmó que evaluará todas las vías para cumplir el mandato judicial que ordena la captura internacional y prisión preventiva de la exfuncionaria, procesada por su presunta participación en el intento de golpe encabezado por Pedro Castillo en 2022.

"Si tiene que ingresarse a la embajada mexicana, se hará", declaró.

El mandatario señaló que aún analiza, junto con su gabinete, cómo proceder tras la reciente sentencia, pero sostuvo que no descarta ninguna medida.

"Soy una persona abierta a todo tipo de posibilidades. No me limito", dijo, al asegurar que asumiría la responsabilidad de un eventual allanamiento sin temor a reacciones internacionales.

Betssy Chávez permanece en la embajada mexicana desde hace casi tres semanas, donde solicitó asilo político. México ya otorgó el asilo y solicitó a Perú un salvoconducto para su salida, pero el gobierno sudamericano no ha respondido. Jerí afirmó que tomará "el tiempo necesario" para decidir, al acusar un supuesto "mal uso del asilo político".

La Secretaría de Relaciones Exteriores recordó el viernes que Perú garantizó la inviolabilidad de la sede diplomática y la inmunidad de su personal, principios establecidos en la Convención de Viena. Sin embargo, el presidente peruano insistió en que actuará conforme a sus compromisos internacionales, aunque sin descartar medidas extraordinarias.

Jerí afirmó que, en caso de que Chávez abandone el recinto diplomático, será detenida de inmediato por el peligro de fuga que, según la justicia peruana, quedó demostrado por su inasistencia a audiencias y registros biométricos.

La posición del presidente interino mantiene abierto un escenario de alta tensión diplomática, mientras México continúa a la espera de una respuesta formal sobre el salvoconducto solicitado.