Retos económicos de México en 2026: deuda y menor gasto
El Paquete Económico 2026 plantea un escenario desafiante para México: más impuestos al consumo, dependencia de programas sociales, recorte a municipios y un panorama optimista de crecimiento que contrasta con las previsiones privadas.
El Paquete Económico 2026, presentado esta semana al Congreso, anticipa un año complejo para las finanzas públicas. Aunque no incluye una reforma fiscal integral, el gobierno federal apuesta por elevar la recaudación a través de mayores impuestos al consumo, como el IEPS en refrescos, cigarros y un nuevo gravamen a videojuegos con contenido violento.
Analistas advierten que estas medidas, aunque políticamente “correctas”, afectarán el bolsillo de los hogares de bajos ingresos. En comunidades como San Juan Chamula, Chiapas, donde la falta de agua potable incrementa el consumo de refrescos, el impacto será mayor.
Además de los ajustes al IEPS, el paquete contempla elevar de 0.5% a 0.9% el impuesto retenido a los intereses de los ahorros, lo que reducirá el rendimiento para pequeños inversionistas.
En materia comercial, se prevén aranceles de hasta 50% a productos de países sin tratados de libre comercio, entre ellos los autos chinos. Esto ya generó inconformidad del gobierno de China y anticipa un encarecimiento en plataformas como Temu o Aliexpress, ampliamente utilizadas por consumidores de clase media y baja.
Gasto concentrado en programas sociales y Pemex
Por el lado de los egresos, el presupuesto 2026 destina 987 mil millones de pesos a programas sociales, la mitad de ellos a pensiones. Si bien esta derrama económica fortalece el consumo interno, especialistas advierten que compromete la capacidad de inversión pública en salud, educación y seguridad.
Un punto crítico es el aumento del 87% en el presupuesto de la Secretaría de Energía para amortizar pasivos de Pemex que vencen ese año. Aunque la petrolera sigue representando un foco de presión fiscal, este gasto no se traduce en inversión productiva.
El paquete contempla también una reducción del 4% en participaciones federales a los municipios, lo que obligará a gobiernos locales a depender más de la recaudación propia, principalmente del predial y servicios como agua y recolección de basura. La falta de eficiencia en estas áreas podría derivar en un deterioro de servicios públicos.
Pronósticos optimistas y dudas de viabilidad
El gobierno proyecta un crecimiento del 2.5% del PIB, inflación de 3% y tipo de cambio promedio de 19 pesos por dólar. Sin embargo, estimaciones privadas recogen escenarios más moderados, con crecimiento cercano al 1.3%.
Según economistas, los supuestos oficiales lucen demasiado optimistas y podrían dejar al país con menor recaudación y mayor endeudamiento. Actualmente, entre pensiones y pago de intereses de la deuda se consume ya cerca del 75% de los ingresos tributarios, dejando apenas un 25% para rubros clave.