Presión de EU forzó giro en la estrategia de seguridad
En el Foro Empresarial 2025 de Coparmex Sonora Norte, Héctor de Mauleón afirmó que la presión de Estados Unidos por sobredosis y contrabando de combustibles exhibió redes de corrupción y obligó a México a replantear su política de seguridad.
La presión de Estados Unidos se convirtió en un factor de cambio inesperado en la estrategia de seguridad de México, sostuvo el periodista y analista Héctor de Mauleón, durante una entrevista con Marcelo Beyliss en el marco del Foro Empresarial Ideas en Movimiento 2025, organizado por Coparmex Sonora Norte en Villa Toscana.
De Mauleón explicó que Washington mantiene un escrutinio activo sobre el gobierno mexicano por dos razones principales: el incremento de muertes por sobredosis de fentanilo y el contrabando de combustibles.
“No van a quitar el ojo”, afirmó, al señalar que esa vigilancia ha exhibido redes de corrupción y empujado ajustes internos en la política de seguridad nacional.
“Se tiró al bote de basura la política de abrazos, no balazos”
El analista consideró que la presión externa dejó al descubierto boquetes en aduanas y cadenas de tráfico que derivaron en decomisos relevantes y en el seguimiento de rutas que involucran distintos puertos.
A su juicio, esa secuencia de hallazgos rompió el discurso oficial de que ‘no estaba ocurriendo nada’ y forzó a revisar inercias dentro del aparato de seguridad.
“Se tiró al bote de basura la política de ‘abrazos, no balazos’”, sostuvo, aunque advirtió que el avance será insuficiente mientras no se desmonten los círculos de protección que conectan política y crimen organizado.
De Mauleón consideró que la colusión entre ambas esferas sigue siendo el nudo estructural que impide transitar de operativos reactivos a una transformación institucional real.
Control criminal y consecuencias económicas
El analista apuntó que, aunque la presión estadounidense ordena prioridades y acelera investigaciones, la realidad en el territorio no ha cambiado: persisten el control criminal, las extorsiones, los desplazamientos y la desaparición de personas.
Ese entorno, añadió, encarece la inversión, frena nuevos proyectos y expande la economía informal.
“La presión vino de fuera, pero el desafío sigue adentro: recuperar el Estado, limpiar sus instituciones y devolver seguridad a los ciudadanos”, concluyó.