La Compañía Teatral del Norte celebra sus 30 años

Con un profundo agradecimiento al público sonorense y al esfuerzo colectivo de varias generaciones, también conmemoran el 30 aniversario de su obra más emblemática: Güevos Rancheros.

Treinta años después, el telón de la Compañía Teatral del Norte sigue subiendo sobre una historia hecha de pasión, resistencia y escena viva. Hoy la agrupación celebra tres décadas de trayectoria formal como asociación civil, nacida del sueño de crear sin pedir permiso y sostenida por el aplauso fiel de su gente.

“Es una emoción grande, es un orgullo, un agradecimiento profundo a nuestro público… haber caminado juntos generación tras generación”, compartió en entrevista para e Media Sergio Galindo, fundador de la agrupación y director teatral con décadas de trayectoria.

Con un profundo agradecimiento al público sonorense y al esfuerzo colectivo de varias generaciones, también conmemoran el 30 aniversario de su obra más emblemática: Güevos Rancheros.

Fundada formalmente en 1995, aunque con raíces al menos diez años anteriores, la Compañía Teatral del Norte mantiene viva la misma convicción que la vio nacer: hacer teatro independiente, autogestivo y profundamente sonorense. Su hijo, Paulo Galindo, toma hoy las riendas de la compañía, asegurando la continuidad del legado familiar.

"Yo siempre he trabajado como grupo independiente, es decir, autogestivo, hacer nuestras propias cosas a la hora que queramos, con los recursos propios, arriesgando nuestros propios recursos", recuerda Sergio.

La raíz serrana del teatro sonorense

Aunque la historia formal de la compañía comenzó hace tres décadas, Sergio Galindo recuerda que los primeros pasos se dieron mucho antes, en la sierra de Sonora. Fue ahí donde escribió su primera obra, 'Cabeza para el ganado', que también significó el debut actoral de 'Chobi' Ochoa. Corrían los últimos años de la década de los setenta.

'Cabeza para el ganado' fue una puesta en escena patrocinada por la entonces Secretaría de Fomento Ganadero, bajo la dirección del ingeniero Miguel Cruz Ayala. Aquella función es considerada uno de los antecedentes fundacionales que darían pie, años más tarde, a la creación de la Compañía Teatral del Norte.

“En aquel entonces éramos un grupo independiente, autogestivo, muy aislado. Vi nacer y morir muchos grupos... nosotros hemos navegado a veces contracorriente”, recuerda Sergio con una mezcla de nostalgia y orgullo.

El Mentidero: sueño hecho teatro

Uno de los mayores hitos en su historia llegó hace siete años con la recuperación del antiguo Colegio Amante, que fue transformado en su sede: El Mentidero.

“El Mentidero es la culminación, es alcanzar un sueño. Todo actor, todo teatrero, tiene este sueño de tener su propio teatro. Es decir, tengo mi espacio donde puedo hacer y deshacer lo que me da la gana", dice Paulo Galindo con orgullo.

Lo que inició como una ocupación urgente para evitar la reinvasión del inmueble, se transformó en un centro cultural vivo, autosustentado y compartido.

“Empezamos a hacer teatro así como estaba, sin techos, sin pisos, sin instalaciones eléctricas, empezamos a hacerlo así y ha sido la mayor satisfacción", recuerda Paulo.

Desde entonces, El Mentidero se ha convertido en un refugio para artistas de distintas disciplinas, y también en plataforma para nuevas generaciones. Han pasado por sus tablas más de 40 montajes, artistas emergentes y figuras consolidadas, además de colaboraciones con músicos, cineastas y gestores culturales.

El poder transformador del arte

Desde su creación, la Compañía Teatral del Norte no solo ha sido una plataforma escénica, sino también un agente activo en la transformación del ecosistema cultural en Sonora. En años recientes, esa labor ha continuado desde El Mentidero, su espacio sede.

Uno de los principales logros ha sido la incorporación de la figura legal de Centro Artístico y Cultural Independiente en el reglamento municipal de Hermosillo.

Además, desde ese mismo espacio surgió la propuesta del Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes del Estado de Sonora (EFICAS)

Paulo subraya que este trabajo colectivo se ha realizado sin buscar un beneficio individual, sino guiado por el mismo espíritu que ha marcado a la compañía desde su origen: el del esfuerzo compartido

Y es precisamente ese compromiso lo que, a su juicio, ha generado un impacto tangible: el arte, dice, ha demostrado su capacidad de transformar el entorno. Lo que han hecho, resume, es trabajar por una ciudad “cada vez menos hostil para los creadores y para los espectadores a los que les gusta disfrutar de las artes”, aportando “ese granito de arena que nosotros podemos ofrecer” desde el arte.

Nuevos lenguajes escénicos

La fórmula de la Compañía Teatral del Norte ha sido clara: autogestión, escritura propia, trabajo en colectivo y conexión directa con el público. Su misión: contribuir, a través de las artes escénicas, a la construcción de una sociedad más libre, sensible, reflexiva y crítica.

Hoy, apuestan por un relevo generacional que mantenga esa esencia pero explore nuevos lenguajes. Así han surgido montajes como 'Romeo y Julieta: El amor en tiempos del TikTok' o 'Hamlet, Príncipe de Sonora', adaptaciones de clásicos pensadas para un público joven y digital.

“Vamos a seguir haciendo teatro. Con la misma pasión y con nuevas herramientas. Pero siempre desde Sonora, desde El Mentidero y desde el corazón”, concluye Paulo Galindo.