Del peor Zaldívar a la mejor Piña

"Del peor Zaldívar a la mejor Piña", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón

Ayer, minutos antes de que la ministra Norma Lucía Piña Hernández rindiera su segundo y virtual último informe, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea cometió la bajeza de calificarla como “la peor” de los titulares que ha tenido el Poder Judicial de la Federación y la acusó de haberse aliado con “la derecha” y la oposición en contra de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.

“Entiendo que desde su irresponsabilidad quiere envolverse en un discurso emotivo”, le dijo a Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula.

Afirmó que la señora estableció una relación de “confrontación, desafío y descortesías” con AMLO para tratar de “posicionarse en una independencia judicial que no estaba en riesgo ni en peligro…”, como efectivamente sin duda está.

Convenencieramente amnésico, el exministro solía decir que la elección popular de juzgadores pone en peligro la independencia judicial, como lo repitió en TV UNAM, (agosto de 2018) con su futuro correligionario John Ackerman, cuando la idea de trabajar para López Obrador comenzaba a ilusionarlo. 

“No me parece que el más popular o el más simpático o el que logra generar más empatía con la ciudadanía es necesariamente el mejor ministro o juez porque en muchas ocasiones los jueces tenemos que ser impopulares. Mucho de lo que nosotros hacemos es contramayoritario porque es defender los derechos de las minorías, incluso frente a las mayorías…”, dijo aquel Zaldívar, cuando advertía que la elección de jueces, magistrados y ministros podía “desnaturalizar por completo el Poder Judicial”, debido a que “los jueces constitucionales ejercen un cargo técnico y deben ser designados a través de un proceso técnico y a través de perfiles adecuados…”.

Pero al paso de los años, luego de trabajar como agente encubierto de AMLO en la Corte, piensa que Piña, “en lugar de tomar una actitud inteligente, política, de buscar un acercamiento, un diálogo, de tener autocrítica, dobló la apuesta…”.

En su oportunidad, para Zaldívar lo inteligente fue acercarse a López Obrador cuando andaba en campaña, según reveló este en una de sus mañaneras, enviándole el mensaje de que contara con él desde la Corte.

Y tan se puso a su servicio que AMLO, en otra mañanera, delató su diligente apoyo para sacar adelante los asuntos de interés presidencial.

Piña en cambio, como se constató ayer en su informe, se atuvo a cumplir su responsabilidad y la del Poder que encabeza y no tuvo empacho en denunciar que persiste una “práctica recurrente de amenazar a jueces, magistrados y ministros con persecuciones penales y juicios políticos” por emitir fallos que han ido en contra de los intereses del gobierno de la cuarta transformación.

Dijo que juzgadoras y juzgadores fueron sujetos de hostigamiento durante el obradorato y que “el punto de quiebre” fue el rechazo de la Corte a la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa.

La razón sin embargo era diáfana y no fue decisión de la Suprema Corte: lo mandataba entonces la Constitución…

Carlos Marín

cmarin@milenio.com