¿Apoyo espiritual? 'Felipe IA' te acerca a Dios en WhatsApp
"¿Apoyo espiritual? 'Felipe IA' te acerca a Dios en WhatsApp", escribe Irene Selser en #Entrevías
Lo acaba de anunciar el Vaticano en su portal: existe ya la primera IA católica en WhatsApp y se llama “Felipe IA”, “un amigo que te guía en la fe”. La herramienta es gratuita y está disponible las 24/7 desde el teléfono +58 4122493952 para quien busque respuestas sobre la moral, la Biblia, los sacramentos, pero también como apoyo para ayuda psicológica o dirección espiritual.
Así lo explicó en entrevista con Vaticano News el joven seminarista y desarrollador venezolano, Eduardo Vitriago, del grupo Hospitalitos de la Fe, ligado a la legendaria Orden de Malta, conocida por su vocación asistencialista. Su idea es consolidar la presencia misionera en el continente digital (https://www.vaticannews.va/es.html).
Desde luego Vitriago no está solo en el proyecto, inspirado, dice, en el episodio de los Hechos de los Apóstoles, cuando el diácono Felipe se encuentra con un eunuco etíope en el camino desértico entre Jerusalén y Gaza, y tras anunciarle el evangelio de Jesús lo bautiza. Asisten a Vitriago un equipo de sacerdotes y laicos que responden por “la precisión teológica, el respeto pastoral y la dimensión ética de cada interacción”, aseguró.
Vitriago es uno de los cerca de mil 400 influencers de 146 países que en julio pasado se reunieron con el papa León XIV en la Basílica de San Pedro, en el marco del Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos; un reconocimiento del Vaticano al poder del entorno virtual como “un auténtico campo de misión”. Todo esto en el contexto más amplio del Jubileo de la Juventud en Roma, que del 28 de julio al 3 de agosto reunió a más de un millón de jóvenes católicos para una semana de celebraciones, encuentros y momentos de oración.
Fue la primera vez que el Jubileo integró herramientas digitales de participación espiritual, como peregrinaciones virtuales y confesiones en línea orientadas a la juventud global, de acuerdo con la intención vaticana de abrir nuevos caminos pastorales.
A punto de cumplir tres meses de pontificado, un papa León XIV dinámico y feliz abogó ante la multitudinaria asistencia por una Iglesia católica empática, valiente, ecológica y abierta al diálogo, y reconoció el poder transformador de los jóvenes, no sólo como el futuro de la Iglesia sino como su “presente” (“Ustedes no son el futuro, son el ahora de “Dios”) a partir de la imagen de un Cristo “joven entre los jóvenes”.
“Vayan a reparar las redes”, exhortó el Papa en alusión a las redes sociales, pero también a los primeros apóstoles, convertidos por Jesús en “pescadores de hombres”. Y en un guiño a la histórica consigna del progresista Foro Social Mundial (FSM), nacido en Seattle en 1999, les dijo que eran un signo de que “otro mundo es posible”, un mundo de fraternidad y amistad, donde los conflictos se resuelvan no con las armas, sino con el diálogo, afirmó.
Conocido por su uso activo de las redes sociales, el papa León XIV tenía su propia cuenta en la ex Twitter, hoy X como el usuario @drprevost cuando aún era el cardenal peruano-estadounidense Robert Prevost. De hecho, previo al Jubileo envió un mensaje a la Cumbre Global AI for Good 2025 (Cumbre mundial de IA para el Bien 2025), reunida en Ginebra y organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en colaboración con la ONU y el gobierno suizo, con la meta de promover soluciones que integren la inteligencia artificial a los desafíos globales del desarrollo (ODS). En su mensaje a la cumbre, León XIV insistió en la necesidad de una gobernanza global de las nuevas tecnologías. Y si bien reconoció la capacidad de la inteligencia artificial para realizar tareas con rapidez y eficiencia en momentos en que la humanidad “se encuentra en una encrucijada ante el enorme potencial que genera la revolución digital”, enfatizó en que esta no puede reemplazar el discernimiento moral; mucho menos, la riqueza de las relaciones “auténticamente humanas”.
También su antecesor, el papa Francisco (cardenal argentino Jorge Bergoglio) fue consciente del papel que pueden jugar las nuevas tecnologías para cultivar “la compasión, humanidad y cercanía”. Él decía que había que “samaritanear” el espacio digital y dialogar con los lenguajes y dinámicas propias del entorno virtual. Un llamado que León XIV retomó en el Jubileo con los influencers, como continuidad al primer encuentro global de evangelizadores digitales, celebrado durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, en 2023.
A su turno, el papa Francisco llegó a manejar varias cuentas oficiales en las diversas plataformas con decenas de millones de seguidores utilizando un lenguaje accesible y cercano, según su estilo y siguiendo el ejemplo de las iglesias evangélicas, pioneras en su adopción y uso para la difusión de su mensaje y la conexión con sus fieles.
A lo largo de su mandato (2013-2025), Francisco impulsó reflexiones y mensajes pastorales diarios en Twitter, Facebook e Instagram y alentó las transmisiones en vivo de misas, eventos y celebraciones especiales en parroquias y diócesis, así como encuentros juveniles o citas papales a través de YouTube y Facebook Live; sin contar con los múltiples canales católicos, aplicaciones y plataformas, campañas virales y hashtags para ocasiones especiales como el Mes de María, el tiempo de Cuaresma o la misma Jornada Mundial de la Juventud a fin de crear comunidades online y fomentar la participación.
La Iglesia católica contaría hoy con más de mil 406 millones de fieles en todo el mundo y aunque se afirma que la proporción de jóvenes de 18 a 24 años que se identifican como católicos ha disminuido, medios como Religión en Libertad registran un “avivamiento de la fe juvenil” en los últimos 15 años en España y otros países europeos, lo mismo que en Estados Unidos, con un “boom” de conversiones (https://www.religionenlibertad.com/mundo/250501).
La publicación lo atribuye a factores como el origen migrante de sus padres, al “hartazgo del vacío” (consumismo, pantallas, relaciones tóxicas), la pandemia, la guerra, la incertidumbre y porque, contrario al aislamiento, “Internet facilita conocer el cristianismo, y también invitar y mantener comunidad: pocos, pero conectados entre ellos”.