7-O: recuerdo de las víctimas y paz en juego
"7-O: recuerdo de las víctimas y paz en juego", escribe Irene Selser en #Entrevías
Miles de israelíes conmemoraron este martes, en todo el país, dos años de la masacre de Hamás del 7 de octubre de 2023, en servicios conmemorativos y con protestas en las calles para exigir el regreso de los rehenes. La principal ceremonia tuvo lugar en el Parque Hayarkon, en Tel Aviv, convocada por segundo año consecutivo por Kumu (“Despertar”, en hebreo), una organización de base surgida tras los ataques del 7-O, fundada por familias afectadas y activistas sociales, con el fin de presionar por un cambio en el liderazgo político.
Unas 30 mil personas asistieron para recordar y rendir homenaje a los más de mil 200 muertos y 250 rehenes. Con 48 cautivos aún en Gaza (20 de ellos seguirían con vida) y la guerra en curso, hablaron algunos de los rehenes liberados y familiares. Entre ellos, Yonatan Shamriz, fundador de Kumu y hermano de Alon, un rehén muerto por fuego accidental de las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) en Gaza. “El 7 de octubre no es sólo un día de recuerdo para aquellos que perdimos, es un día de recuerdo de la negligencia, del liderazgo fallido y del abandono de la responsabilidad”, afirmó Yonatan destacando su compromiso de crear un Israel mejor, una vez que todos los rehenes sean liberados.
“Cuando regresen a casa, y cuando esta guerra termine, nuestra generación se quitará los uniformes, se sacudirá las cenizas de las casas quemadas de los hombros y lavará los fracasos que nos legaron quienes nos precedieron. Nuestra generación, que heredó un país sangrante, aislado, fracturado y dolorido, será la que lo arregle”, agregó tajante, en alusión poco velada al manejo de la guerra por parte del primer ministro Benjamín Netanyahu y su gabinete de ultraderecha.
Según The Jerusalem Post, otras personas prefirieron conmemorar el día visitando los lugares que fueron más afectados el 7-O. Es el caso de Orit Baron, que viajó hasta Reim (sur) con una foto de su hija Yuval, quien se encontraba en el festival de música Nova y fue asesinada junto a su prometido Moshe Shuva durante la incursión de comandos de Hamás que sorprendió a 364 jóvenes al amanecer, matándolos a tiros, apaleados o quemados.
“Se suponía que se casarían el 14 de febrero, el Día de San Valentín. Ambas familias decidieron que el funeral sería conjunto, porque los encontraron juntos y nos los trajeron juntos. Están enterrados uno al lado del otro porque nunca se separaron”, relató Baron.
Esta es una parte de la otra narrativa: la de los israelíes víctima de la saña de Hamás, a la que Netanyahu respondió de manera igualmente devastadora contra la población civil palestina. Representantes de Hamás participan desde el lunes en Sharm El-Sheikh, Egipto, para discutir con Israel y Estados Unidos la propuesta de paz presentada por Donald Trump el 29 de septiembre. Trump se mostró optimista sobre el progreso hacia un acuerdo, mientras que funcionarios israelíes declararon estar “cautamente optimistas” tras las primeras conversaciones, centradas en los temas menos polémicos.
Trump se ha postulado como “garante político” de una posible Comisión Internacional para la Paz y la Reconstrucción de Gaza, con participación de Estados Unidos, Israel, Egipto, Emiratos Árabes y Arabia Saudita, el respaldo financiero de fondos del Golfo y la presencia de observadores europeos y de la ONU. Con esta iniciativa, el Presidente estadounidense pretende recibir el Premio Nobel de la Paz, al cual aspira desde 2020, cuando promovió durante su primer mandato los llamados Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones de Israel con los Emiratos Árabes, Bahréin, Marruecos y Sudán. Su equipo, liderado por Jared Kushner, su yerno, con inversiones multimillonarias en Israel y el Golfo, hizo lobby activo entonces para que el Comité Nobel considerara a Trump por ese motivo.
Aunque el esquema de Trump para la reconstrucción y paz en Gaza podría poner fin al exterminio del pueblo gazatí y frenar las aspiraciones anexionistas de Netanyahu en Cisjordania, detrás también está la intención de un reposicionamiento estratégico y económico del enclave.
Se pueden hallar algunas similitudes y diferencias entre el plan de Trump de enero de 2020 (“Peace to Prosperity”), que dio origen a los Acuerdos de Abraham, y el más reciente. Entre las similitudes está la condicionalidad para la autonomía palestina sujeta a mejoras políticas, territoriales, reformas de gobierno y seguridad.
En ambos casos, Washington se presenta como la pieza central, garantizando, negociando, patrocinando financiamiento internacional y anteponiendo su interés como mediador y garante. También contemplan ayuda internacional, inversiones, reconstrucción como componente clave para estabilizar la región, mejorar la economía e infraestructuras.
El nuevo plan responde más directamente a la crisis humanitaria y al daño material en Gaza tras dos años de guerra, intentando asegurar resultados rápidos como el alto el fuego y la entrega de rehenes. Sin embargo, muchas de las críticas de los palestinos y de la comunidad internacional apuntan a que los elementos estructurales que afectan la autonomía palestina (control de fronteras, gobernanza real, retirada de Israel, definición de terrorismo, etc.) siguen siendo poco claros o favorables a Israel, como el anterior plan, rechazado por la Autoridad Palestina (AP).
Para La Liga Árabe, al no mencionar explícitamente la creación de un Estado palestino soberano, el plan viola el derecho internacional, particularmente el derecho al territorio y a la autodeterminación de los palestinos.
La AP, que ejerce control en partes de Cisjordania, expresó su apoyo a Trump para poner fin a la guerra y reafirmó su compromiso de trabajar con Estados Unidos y otros actores regionales para lograr un acuerdo integral. No obstante, subrayó la necesidad de que se garantice el establecimiento de mecanismos de protección del pueblo palestino, el respeto a un alto el fuego permanente y la retirada completa de las fuerzas israelíes, condiciones que Israel ha rechazado históricamente.