El oligarca consentido de la 4T
"El oligarca consentido de la 4T", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
Es cierto, y cada vez hay más pruebas irrefutables, que la autonombrada "Cuarta Transformación" buscó crear, como todo movimiento político que alcanza el poder, a sus nuevos ricos. Empresarios y políticos, o políticos que se volvieron empresarios utilizando a sus amigos y compadres como prestanombres para traficar influencias y obtener contratos millonarios del gobierno, hoy gozan de fortunas tan abultadas como inocultables, construidas en apenas un sexenio y que son motivo de escándalo por la corrupción con la que fueron acumuladas.
Pero si en algo fue también inteligente la 4T, es en que no se metió con los hombres más ricos de México. Los empresarios potentados a los que su fundador, Andrés Manuel López Obrador, siempre se refirió como los integrantes de "la oligarquía" de los gobiernos del PRI y del PAN, terminaron siendo respetados y hasta beneficiados por el expresidente que a lo más que llegó fue a cobrarles más impuestos y eliminar los mecanismos de condonación y consolidación de los que se beneficiaban sus grandes empresas, pero lejos de enfrentarse a ellos como lo hizo durante años en su discurso, una vez en la Presidencia, el tabasqueño los volvió sus aliados y les siguió dando negocios y contratos multimillonarios.
Pero de todos los "oligarcas" que vomitaba como opositor el expresidente, con el que siempre se entendió mejor -no sólo desde Palacio Nacional sino desde que lo apoyó y financió en sus campañas de 2006 y 2012- fue con el ingeniero Carlos Slim. La relación entre ellos, que tuvo sus altibajos con episodios como la toma del Paseo de la Reforma, en su primer derrota presidencial, volvió a florecer con beneficios mutuos cuando Andrés Manuel finalmente llegó al poder en 2018. Slim se convirtió en un aliado incondicional y promotor del nuevo gobierno morenista y López Obrador le pagó con creces respetándole sus negocios privados y ratificándole sus contratos y negocios con el gobierno en campos como la minería, la construcción y, principalmente, indemnizándolo con pagos millonarios por la cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco.
Fue tal el trato y los beneficios que obtuvo el ingeniero de su amistad y aval con el expresidente, que en los seis años del gobierno lopezobradorista, el hombre más rico de México y de Latinoamérica y uno de los 10 más ricos del mundo, duplicó, literalmente, el monto de su fortuna. En marzo de 2018, antes de que ganara las elecciones de aquel año el tabasqueño, Slim venía dando tropiezos y registraba pérdidas por 646 millones de dólares, lo que lo había hecho caer en el ranking de los empresarios más ricos del mundo, con una fortuna estimada por Bloomberg en 65.1 mil millones de dólares, que incluso para noviembre de ese mismo año había caído hasta 50 mil millones de dólares.
Pero apenas su suerte cambió y para diciembre de 2023, en el penúltimo año del gobierno de López Obrador, la fortuna del dueño de grupo Carso había subido a 101.5 mil millones de dólares, es decir, el doble de como arrancó en ese sexenio, con ganancias millonarias mayormente de su empresa América Móvil, pero también con los contratos y concesiones que obtuvo en los años del lopezobradorismo.
Y como el ingeniero nunca se equivoca en sus apuestas, hoy en el gobierno de la presidenta Sheinbaum su condición de "oligarca consentido" del régimen no sólo se mantiene sino que incluso mejora. A pesar de que Slim no siempre tuvo buena relación con la doctora y más bien chocó con ella cuando la entonces Jefa del Gobierno capitalino culpó a su empresa Carso Infraestructura de las famosas "fallas de origen" por el derrumbe de la Línea 12 del Metro de la CDMX, con lo que ella quería ocultar las deficiencias de mantenimiento que también causaron esa tragedia, ese episodio tenso, en el que incluso tuvo que mediar en su momento Andrés Manuel, parece haber quedado en el pasado.
Porque la semana pasada se anunció que Petróleos Mexicanos le había otorgado al área energética de Carso un contrato por casi dos mil millones de dólares, para que explote y extraiga crudo del campo de Ixachi, localizado en Tierra Blanca, Veracruz y considerado hoy como el mayor campo energético de México. A través de ese contrato, con el que Slim aumenta su participación y se vuelve líder en la industria energética privada, se podrán perforar y explotar hasta 32 campos de petróleo y gas, los cuales le entregarán su producción a la petrolera estatal, que pagará, a partir de 2027, a las empresas de Slim en cómodos pagos mensuales por las labores de perforación y extracción.
Paradójicamente, el negocio millonario que le está poniendo en bandeja de plata la presidenta Sheinbaum a Slim fue uno de los tres grandes campos petroleros que se descubrieron gracias a la reforma energética de Enrique Peña Nieto, la misma de la que renegó y hasta derogó la 4T, y de la que hoy se beneficiará no sólo Pemex y el gobierno de la doctora, sino también el "oligarca consentido" del régimen, que lo mismo iba a ganar con la reforma peñista, que con la hipocresía nacionalista del actual gobierno morenista.
Y para colmo otra paradoja: cuando empezó el actual régimen de Morena, en 2018, Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego estaban al mismo nivel de cercanía, confianza y apoyos financieros para López Obrador; pero para cuando terminó el pasado sexenio e incluso más ahora en la administración de Sheinbaum, Slim sigue siendo el millonario consentido, mientras a Salinas Pliego lo acosan y persiguen con el SAT y sus cobros multimillonarios. ¿Cuál fue la diferencia por la que uno sigue siendo venerado y beneficiado del "paraíso del bienestar", mientras al otro lo quieren quemar en el infierno guinda? La respuesta salta a la vista de los amables lectores… Los dados mandaron la primera Serpiente doble de la semana. Descenso obligado.