Olimpismo 365: el deporte para un mundo mejor
"Olimpismo 365: el deporte para un mundo mejor", escribe Eunice Rendón en #Arasdesuelo
En un mundo marcado por conflictos, polarización, exclusión social y malestar psicosocial generalizado, el deporte emerge como un lenguaje universal con la capacidad de sanar, igualar y unir. Así lo confirmó la reciente Cumbre "Sport for a Better World", organizada por el Comité Olímpico Internacional (COI) en Lausana, Suiza, que reunió a líderes de gobiernos, organismos multilaterales, fundaciones, deportistas olímpicos y organizaciones sociales de todo el mundo para repensar el rol del deporte más allá de la competencia. Entre las personalidades participantes destacaron Thomas Bach, presidente del COI; el Dr. Tedros Adhanom, director general de la OMS; Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica; Remy Rioux, CEO de la AFD; Pau Gasol, medallista olímpico; y Olivia Grange, ministra de Cultura y Deporte de Jamaica.
Hoy más que nunca hablar de deporte implica hablar de desarrollo, de salud pública, de educación, de cohesión social y de igualdad de género. A lo largo de dos días de reflexión quedó claro que el deporte no sólo promueve bienestar físico, sino que también tiene un impacto profundo en la salud mental y en el desarrollo humano especialmente en contextos donde la violencia, la pobreza o la migración forzada han dejado cicatrices difíciles de cerrar.
Tuve el honor de participar en este encuentro presentando Knockout: No Tires la Toalla, un programa con más de una década de trabajo de prevención terciaria del delito y reintegración social a través del boxeo, el acompañamiento emocional y metodologías de perdón y reconciliación. Nuestra experiencia demuestra que el deporte puede transformar incluso los espacios más adversos -como los centros penitenciarios- en entornos de esperanza, disciplina y reconstrucción personal.
Una de las mayores virtudes del deporte es su capacidad de reducir desigualdades. En la cancha, en el cuadrilátero o en el tatami, poco importa el origen social, el género, la religión o el estatus migratorio. Todos tienen la posibilidad de participar, de competir con dignidad y de construir comunidad. Y cuando ese principio de equidad se traslada al diseño de políticas públicas, tiene el potencial de convertirse en una herramienta poderosa para cerrar brechas históricas y dar voz a quienes han sido sistemáticamente excluidos.
El foro también subrayó la urgencia de fortalecer las alianzas multisectoriales. La transformación no puede venir únicamente desde el Estado ni desde la filantropía: requiere del trabajo conjunto entre gobiernos, sector privado, organismos internacionales y sociedad civil. Desde modelos de financiamiento innovadores hasta marcos normativos que reconozcan el deporte como derecho y no sólo como entretenimiento, hay mucho por construir. Asimismo, se puso sobre la mesa la importancia de ampliar la noción del deporte competitivo hacia aquel social y comunitario, el que se practica en la calle, en los barrios, en espacios públicos rescatados por las propias comunidades. Ese que no necesariamente busca una medalla, pero que transforma realidades.
¿Cómo responder eficazmente a los desafíos de nuestras comunidades y activar acciones conjuntas desde el deporte y el Olimpismo? Es necesario escuchar a los territorios, construir alianzas significativas y asegurar un financiamiento sostenible con visión de impacto social. Esto requiere superar enfoques asistenciales y avanzar desde lo local, donde el deporte actúe como motor de pertenencia, prevención y reconstrucción del tejido social. Los compromisos deben traducirse en acciones concretas que articulen esfuerzos de gobiernos, sociedad civil, empresas y atletas en favor del bien común. En un contexto marcado por crisis múltiples, el deporte ofrece una vía tangible para recuperar comunidad, dignidad y sentido colectivo.
Eunice Rendón
@EuniceRendon