Sheinbaum y el asambleísmo como forma de gobierno

"Sheinbaum y el asambleísmo como forma de gobierno", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

La primera vez que Donald Trump amenazó con imponer los aranceles a los productos y exportaciones mexicanas, la presidenta Claudia Sheinbaum convocó a una manifestación para protestar contra la decisión de Estados Unidos: "Convoco a las y los mexicanos a una Asamblea Informativa en el Zócalo de la Ciudad de México el próximo domingo (9 de marzo) a las 12 del día, para compartirles las acciones que emprenderemos, y entre todos enfrentar juntos este desafío", dijo la mandataria que días después, cuando Trump lo pospuso y anunció un nuevo plazo para los aranceles, decidió no cancelar su mitin y convertirlo en una verbena popular.

Ahora que el Congreso de los Estados Unidos está aprobando, con la mayoría republicana, el impuesto a las remesas de los migrantes, la presidenta recurre, otra vez, a su estrategia de movilizaciones y protestas, pero esta vez no sólo en territorio mexicano, sino en los Estados Unidos, donde su partido, Morena, tiene ya toda una red de militantes y activistas a los que Sheinbaum estaría pidiéndoles que se manifestaran y protestaran contra el plan fiscal de Donald Trump que incluye el impuesto del 3.5% a sus envíos de dinero a México, algo que por cierto su embajador, Esteban Moctezuma, calificó como una “buena noticia”, al celebrar la disminución de 1.5% en el impuesto de 5% que proponía originalmente el plan presidencial.

En ambos casos, la presidenta de México parece recurrir a su formación como lideresa estudiantil en la UNAM y activista de la izquierda, al utilizar el “Asambleísmo” y las "movilizaciones" como el prototipo de su política para enfrentar las fuertes presiones del gobierno de Estados Unidos y, en el caso de los impuestos a remesas, para cuestionar una medida de política fiscal interna que, en sentido estricto, sólo le compete al gobierno y al Congreso estadunidense decidir.

Su política de “movilización” y “protestas” parece más la de una lideresa estudiantil o partidista que la de una Jefa de Estado, con una lógica política muy básica y elemental la que aplica para enfrentar situaciones mucho más complejas que no se resolverán por “asambleas informativas” o “movilizaciones" y que requerirían un trabajo mucho más serio, planeado y profesional de parte de la presidenta y su equipo de gobierno.

Porque además, para colmo, la presidenta Sheinbaum amenaza con convocar a los paisanos mexicanos a movilizarse en los Estados Unidos y a enviar cartas y correos para presionar a los congresistas del vecino país, cuando aquí mismo en su país, la doctora no puede o no quiere controlar las agresivas y dañinas protestas de la CNTE, que cumple ya más de una semana apostado en el Zócalo y el centro histórico con casas de campaña y estrangulando con sus bloqueos, plantones y cierres viales la movilidad de los capitalinos.

¿Cómo invoca la presidenta a “movilizaciones” en otro país cuando el pasado viernes, en un hecho inédito, los maestros disidentes le tomaron por casi 6 horas el Aeropuerto Internacional de la CDMX en sus dos terminales provocando caos, violencia y afectaciones para los viajeros nacionales e internacionales que miraban asombrados el bochornoso espectáculo de maestros armados con palos que forzaban las puertas de acceso a las terminales y amagaban con hacer disturbios en la principal terminal aérea del país, una instalación federal estratégica que en ningún momento fue defendida o desalojada por la Guardia Nacional?

Será que, en su lógica política tan simple, que confunde al país con un movimiento político o con sus épocas en las grillas universitarias, la Jefa del Estado mexicano ahora ya no sólo quiere tener manifestaciones, protestas, plantones y bloqueos en México, sino que ahora amenaza con exportarlos también a los Estados Unidos con sus huestes de Morena desplegadas en varias ciudades estadunidenses.

Como sea, a la doctora Sheinbaum le harán falta, más que “movilizaciones” o “asambleas”, muchas más herramientas de política real, de negociación seria y profesional y, sobre todo, un equipo de colaboradores que esté más a la altura del difícil y complejo momento que vive el país en su siempre tensa relación con Estados Unidos, porque hasta ahora, en sus casi 8 meses de gobierno, buena parte de su gabinete, entre cuotas y herencias de su antecesor, no han dado el ancho ni se ven con la capacidad para desempeñar su encargo en las circunstancias especiales que enfrenta esta administración.

¿Para cuándo los tan esperados primeros cambios en su equipo? ¿O será que también para eso tendrá que convocar a una “Asamblea Informativa” en la plaza pública?... Los dados abren con Escalera Doble. La semana se viene intensa.