¿Y dónde está Romo?

"¿Y dónde está Romo?", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

El exjefe de la Oficina de la Presidencia de la República en el gobierno de López Obrador, Alfonso Romo, no ha salido a responder -como dueño que es de la Casa de Bolsa Vector- a las acusaciones de lavado de dinero para cuatro cárteles de la droga mexicanos que le hizo el FinCen del Departamento del Tesoro estadounidense la semana pasada.

Hasta ahora, además de comunicados en los que niegan los señalamientos y dicen operar estrictamente bajo la legalidad, y de alguna entrevista que dio en medios el director de la Casa de Bolsa Vector, Edgar Cantú Delgado, en la que dijo que "Alfonso Romo no participa dentro de Vector, porque no es presidente ni consejero de la empresa", el empresario fundador y socio mayoritario de esa institución financiera, ha guardado silencio sobre el informe del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

Aunque Cantú Delgado afirma que ha estado en contacto permanente con Romo, a quien ha estado "informándole de cómo va toda esta situación", los reflectores mediáticos, que de inmediato se dirigieron a él desde el jueves pasado, cuando se conoció del informe del FinCen, no han logrado hasta ahora ubicar o tener alguna información del paradero actual del dueño de Vector, quien radica normalmente en Monterrey, donde también es dueño del Club Ecuestre La Silla, donde practica el deporte de Salto a Caballo que lo llevó a representar a México en las Olimpiadas de 1996 y del año 2000.

Nacido en la Ciudad de México en 1950, Romo emigró a Nuevo León para estudiar Ingeniería Agrónoma en el Tecnológico de Monterrey, y comenzó a hacer negocios en los años 80 en la ciudad regia con la venta de cabrito y después con una fábrica de pasteles. En esa época conoció y se casó con Maca Garza, hija de Alejandro Garza Lagüera y nieta de Eugenio Garza Sada, lo que lo llevó a codearse con las grandes familias regiomontanas.

La historia empresarial de Alfonso Romo comenzó en 1985 cuando, con un préstamo de su suegro Garza Lagüera, compró la Cigarrera La Moderna y para 1987 adquirió la Sociedad Bursátil Mexicana (Soburmex) que después transformó en la Casa de Bolsa Vector. Su cercanía con Pedro Aspe, a quien conoció dentro del Opus Dei, lo ayudó a figurar en los círculos empresariales favorecidos durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando fundó Pulsar Internacional, una compañía matriz que comenzó con sus negocios de seguros y corretaje, pero después se extendió a la biotecnología y producción de semillas. Fue en el salinismo cuando Romo comenzó a figurar en las listas de Forbes entre los hombres más ricos de México.

Como muchos empresarios mexicanos, Romo aprendió el arte de seducir al poder para aumentar su fortuna. Después de su crecimiento y cercanía con los gobiernos del PRI, se volvió un entusiasta promotor de la campaña de Vicente Fox, a quien apoyó para ganar la Presidencia y luego, ya en el gobierno, promovió el Plan Puebla Panamá. Cuando Felipe Calderón fue electo candidato del PAN, también lo apoyó en su campaña y durante el segundo gobierno panista los negocios y empresas de Pulsar siguieron creciendo de manera notable.

En esos años, el propio Alfonso Romo ha revelado que participó en las campañas de ataque y desprestigio contra Andrés Manuel López Obrador, con aquellas campañas del "peligro para México", e incluso, parafraseando al tabasqueño, en una entrevista con la periodista Adela Micha, llegó a reconocer que él fue parte de la "mafia del poder". "Yo soy de la mafia del poder converso. Es muy interesante el concepto ¿no?", decía en aquella plática con Micha.

Y es que para 2012 su percepción de López Obrador cambió. Lo conoció en una comida en el año 2011 y tras conversar con él, decía que le cayó bien, a pesar de sus diferencias ideológicas. La amistad entre el empresario y el político continuó y se volvió tan cercana que para 2018, Romo apareció como el coordinador del Proyecto de Nación en la tercera candidatura presidencial de Andrés Manuel, en la cual se convirtió en su operador financiero y enlace con los empresarios más importantes de México a los que acercó al tabasqueño y los convenció de apoyarlo.

Fue entonces cuando el empresario se volvió funcionario público y era tal la confianza que le tenía el ya electo presidente, que lo nombró Jefe de la Oficina de la Presidencia, un cargo que, desde su creación, en el sexenio de Carlos Salinas, fue ocupado por personajes que tenían toda la confianza y cercanía con los presidentes, además de ser operadores políticos, consejeros y confidentes de los mandatarios.

Pero ocurrió que ya en el gobierno, López Obrador dejó de ser el político moderado que Romo había vendido a los empresarios y empezó a tornarse en un gobernante caprichoso, autoritario y demagógico que lo mismo canceló el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, que comenzó a realizar proyectos inviables, sin ningún tipo de factibilidad técnica, financiera o ambiental. Aunque se mantenía como enlace con los empresarios, al jefe de la oficina presidencial cada vez le fue más difícil contener los dislates y excesos de su amigo el Presidente que ya no lo escuchaba y empezó a perder fuerza dentro del gobierno y a ser visto como un conducto inservible para los grandes empresarios.

En 2023, después de haberse convertido en uno más de los "floreros" que abundaron en el gabinete de López Obrador, Alfonso Romo le presentó su renuncia y decidió regresar a la administración de sus negocios, manteniéndose lejos de los reflectores mediáticos que lo persiguieron durante su fugaz y fallida incursión en la política.

Y ahí estaba, en la comodidad de su fortuna que hoy está ubicada como la número 65 de los hombres más ricos de México, calculada en 1.2 mil millones de dólares, cuando le estalló el escándalo de lavado de dinero del que lo señalaron las autoridades financieras de Estados Unidos. Hoy Romo está en el hermetismo, mientras su casa de bolsa está siendo intervenida por la Comisión Nacional Bancaria y la Secretaría de Hacienda para garantizar la seguridad de los ahorradores tras ser declarada una institución que lava dinero del Cártel de Sinaloa, y de realizar transacciones con empresas de origen chino para favorecer de precursores que se utilizan en la elaboración del fentanilo.

No hay información sobre su paradero y si se encuentra en México o en algún otro país, pero hasta ahora su presencia no ha sido requerida por las autoridades financieras que ya tomaron el control de Vector en espera de las sanciones que desconectarán a esa empresa del sistema financiero internacional. ¿Será que Romo en algún momento dará la cara y alguna explicación sobre las acusaciones que le hace el Tesoro estadounidense a una de sus empresas más antiguas?... Dados girando. Repitió la Escalera.