Mexicanos en el des-amparo

"Mexicanos en el des-amparo", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

El principal instrumento que tenían los mexicanos para defenderse de los abusos del poder está a punto de ser debilitado y descafeinado por la presidenta Claudia Sheinbaum y su mayoría legislativa. Con la aprobación ayer en fast track de la mayoría de Morena de la reforma a la Ley de Amparo sin cambios y sin tomar en cuenta ninguna de las observaciones y correcciones que hicieron legisladores de oposición y juristas en las consultas que se abrieron para revisar dicha reforma, se confirma que la intención del oficialismo nunca fue fortalecer la figura del amparo, como afirman, sino por el contrario, limitarlo, reducirlo y diluir sus efectos contra los actos de autoridad y en detrimento de la protección de los derechos de los ciudadanos.

Para decirlo con toda claridad, la reforma al amparo es uno más de los engaños de la 4T, que no conforme con reducir y restringir los efectos del amparo, ahora también aprobará la aplicación retroactiva de esa reforma a todos aquellos juicios de amparo que estén en proceso al momento de su aprobación y, para sostener esa violación a la Constitución, que prohíbe tajantemente la aplicación retroactiva de cualquier ley, sostienen argumentos de jurisprudencias de la Corte -la misma Corte que ellos desaparecieron por supuesta corrupción-, que les permite, dicen, aplicar la retroactividad en las etapas de un juicio de amparo que estén pendientes, aunque el juicio como tal se haya iniciado con la ley anterior y no con la que están a punto de aprobar.

El engaño, tanto del contenido de la reforma que limita los derechos de los ciudadanos mientras le amplía potestad al poder para imponer su voluntad, como del cuestionado artículo transitorio que permite la retroactividad, fue tanto de los senadores de Morena como de la propia presidenta Claudia Sheinbaum, que primero se dijo en contra de cualquier aplicación retroactiva de una ley, pero ayer, invocando criterios del exministro Arturo Zaldívar, validó el atraco legislativo cometido por su partido bajo el argumento de que hay jurisprudencias de la Suprema Corte, esa de la que formó parte el propio Zaldívar y que luego él mismo ayudó a destruir, que permiten que las nuevas disposiciones sí le apliquen a las etapas procesales que estén pendientes de amparos que ya estaban bajo litigio.

En realidad tanto la Presidenta como los senadores y diputados de Morena lo que están haciendo es desmantelar el juicio de amparo, tal y como lo concibieron sus creadores, el yucateco Manuel Crescencio García Rejón y el jalisciense Mariano Otero, que diseñaron un instrumento jurídico que le garantizaba protección plena y total a los mexicanos frente a los actos abusivos de la autoridad, para dar paso a una nueva figura que ya no aplicará, por ejemplo, para litigios fiscales o para impedir el bloqueo de cuentas de un ciudadano, que limita los efectos del amparo cuando esté de por medio un “interés social” o afectación al orden público, algo que decidirá discrecionalmente la autoridad, y que restringe el llamado “interés legítimo” para que no cualquiera pueda promover un amparo ni sus efectos, de ser otorgado, puedan hacerse extensivo a grupos sociales que se beneficien del otorgamiento de una suspensión que serán sólo para el promovente.

La reforma de Sheinbaum, impulsada sin modificarle una sola coma y con la inconstitucional retroactividad, también viola flagrante y burdamente el principio de progresividad de los derechos de los mexicanos, según el cual no puede reformarse la ley ni la Constitución para debilitar o limitar derechos ya existentes, y constituye, en la realidad, uno más de los instrumentos con los que el actual régimen pretende blindar sus acciones y decisiones para evitar cuestionamientos o impugnaciones de los ciudadanos a sus políticas, obras, gastos y decisiones, que difícilmente podrán ser frenadas ya a través del amparo.

En el fondo lo que está haciendo la doctora es continuar con la obra de destrucción del sistema judicial y jurídico que emprendió su mentor y antecesor. Los berrinches y corajes de López Obrador porque empresarios, ciudadanos y organizaciones ambientalistas le frenaban con amparos sus obras faraónicas, sus reformas autoritarias o sus gastos discrecionales, son el origen y el germen de la reforma autoritaria de Claudia Sheinbaum que, por más que diga que defiende la democracia y los derechos de los mexicanos, en la realidad está avanzando en la construcción de un gobierno autoritario que ahora, con un amparo debilitado y limitado, podrá hacer lo que le venga en gana, aplastando y arrollando los derechos de la ciudadanía, sin que existan ya instituciones autónomas, Poder Judicial independiente y ahora ni siquiera un amparo que le permita al gobierno imponer lo que se le dé la gana, ante la indefensión total de los ciudadanos.

Lo que llevó casi dos siglos construir y consolidar, un sistema jurídico que, con todos sus defectos y con instrumentos como el amparo, garantizaban la legalidad, certidumbre y un mínimo estado de derecho, a Morena y a Sheinbaum les está llevando menos de un mes para desmantelarlo, remodelarlo con elecciones fraudulentas y adecuarlo a sus intereses políticos e ideológicos, con reformas como la que está a punto de aprobar la mayoría morenista en la Cámara de Diputados. Si García Rejón y Otero vivieran, se volverían a morir nomás de ver cómo desde el poder más autoritario se modifica la figura que ellos crearon para proteger y fortalecer a los ciudadanos frente al poder, para dar paso a nuevas leyes que, literalmente, quieren dejar a los mexicanos en el “des-amparo”… Ruedan los dados. Capicúa.