Hermosillenses hacen ‘fuchi’ al agua de llave

En la actualidad el 87% de los hermosillenses no utiliza el agua de la llave para beber y de estos, el 96% cubre la necesidad de contar con agua segura con el consumo de agua purificada en garrafón, informó El Colegio de Sonora.

HERMOSILLO, SON.- La idea de que el agua de la llave es de mala calidad en la capital de Sonora ha ocasionado que la ciudadanía opte por comprar agua embotellada, lo que explica la emergencia de este mercado.

De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de El Colegio de Sonora, en la actualidad 87% de los hermosillenses no utiliza el agua de la llave para beber y, de estos, 96% cubre la necesidad de contar con agua se- gura al consumir agua purificada en garrafón.

En el análisis, la maestra María Elena Vega Amaya y los doctores Luis Alan Navarro Navarro, Jesús Alejandro Salazar Adams y José Luis Moreno Vázquez señalan que los consumidores

entrevistados gastan en agua embotellada el equivalente a 73% del monto de su recibo de agua.

En lo local, existen indicadores que han afectado la confianza de los ciudadanos en la calidad del agua de la llave, como los casos de flúor en pozos en la década de los 90, la contaminación

por descargas en la presa Abelardo L. Rodríguez, los tandeos de agua en Hermosillo y el reciente derrame que contaminó el cauce principal y las presas del Río Sonora.

La tendencia

Se explicó que en México esta tendencia se consolidó a raíz de la entrada de empresas transnacionales de agua embotellada. Entre los intereses de éstas, se encuentra la implementación de grandes campañas de mercadotecnia que buscan relacionar el consumo de agua purificada con un estilo de vida saludable.

Estas empresas ofrecen su producto en presentaciones personales que proporcionan mayor portabilidad, puntualizaron los investigadores, pero durante los últimos años han incursionado

en la venta de agua purificada en garrafones, a un precio más alto que el ofrecido por las unidades de purificación y embotellado de agua.

Se encontraron denominadores comunes como la opacidad, la falta de datos y un mal manejo de comunicación del riesgo por parte de los organismos operadores de agua y otras dependencias de Gobierno.

El  artículo puede consultarse en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7803400.pdf