Misa binacional y regaños: lo que dejó papa Francisco en su visita a México
Durante su visita a México en 2016, ofició una misa binacional y pidió perdón a pueblos originarios.
Tras la muerte del papa Francisco ocurrida este lunes a los 88 años, se rememora el único viaje que realizó a México en febrero de 2016, una visita de cinco días marcada por contundentes mensajes a la Iglesia y al poder político, así como por gestos simbólicos de cercanía con los sectores más vulnerables.
El entonces pontífice, Jorge Mario Bergoglio, fue recibido por el presidente Enrique Peña Nieto y visitó seis entidades: Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua. Su gira incluyó celebraciones multitudinarias, actos oficiales y un inédito gesto en la frontera con Estados Unidos.
Uno de los momentos más emblemáticos fue la misa binacional que celebró en Ciudad Juárez, Chihuahua, a escasos metros del río Bravo. Frente a una cruz blanca erigida en honor a los migrantes fallecidos al intentar cruzar la frontera, Francisco denunció la "crisis humanitaria" que vive la región y pidió una política migratoria centrada en la dignidad humana.
En la Catedral Metropolitana, el papa dirigió un mensaje inusualmente severo a los obispos mexicanos, llamándolos a dejar de lado las intrigas, el materialismo y el afán de poder.
"No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor", afirmó.
En Palacio Nacional, frente a la clase política del país, Francisco apeló a una "política auténticamente humana" y pidió a los gobernantes trabajar para que cada ciudadano pudiera ser "digno actor de su propio destino".
Durante su estancia en Chiapas, el pontífice pidió perdón a los pueblos indígenas y decretó el uso oficial de las lenguas originarias en las ceremonias litúrgicas. En Michoacán y Chiapas también se reunió con familias y jóvenes, a quienes exhortó a resistir los modelos de vida que promueven el aislamiento y el individualismo.
En Morelia, al dirigirse a los jóvenes, les aseguró que representaban "la riqueza, la esperanza y la dignidad de México". En ese mismo evento, un momento llamó la atención mundial cuando el papa regañó a un joven que lo jaló y casi lo hace caer: "¡No seas egoísta!", le dijo visiblemente molesto.
La visita de Francisco ocurrió en el marco del Jubileo de la Misericordia y fue catalogada como pastoral, aunque con un componente oficial dada su investidura como jefe de Estado.
El Gobierno de México subrayó entonces las coincidencias con la Santa Sede en temas globales como el cambio climático, la migración y el desarme nuclear.
Durante aquel viaje, el papa Francisco también tuvo palabras de admiración por el país: "México es un gran país. Su ubicación geográfica lo convierte en un referente de América, y sus culturas le dan una identidad única que no siempre es fácil de valorar".
Francisco se convirtió así en el tercer pontífice en visitar México, después de Juan Pablo II, quien viajó al país en cinco ocasiones, y Benedicto XVI, que realizó un viaje en 2012.
CON INFORMACIÓN DE EL UNIVERSAL