Patinadora rusa Elena Gouliakova sorprende al vivir en las calles de Monterrey

Gouliakova llegó a Monterrey para ser entrenadora de patinaje en distintos clubs de San Pedro Garza García, sin embargo, ya no practica el deporte que la hizo ser reconocida a nivel mundial.

La patinadora rusa Elena Gouliakova pasó de disfrutar del éxito a vivir en las calles de Monterrey, así lo informó un habitante del estado de Nuevo León.

En redes sociales se ha hecho viral la situación de carencia que sufre Elena Gouliakova, quien vive de la caridad de la gente.

Llegó a Monterrey hace años para ser entrenadora de patinaje en distintos clubs del municipio de San Pedro Garza García, sin embargo, ya no practica el deporte que la hizo ser reconocida a nivel mundial.

El usuario en redes sociales contó que Elena fue su entrenadora, pero al acercarse negó que se tratara de ella.

"Paseando por el pasaje Morelos, reconociendo un rostro de mi niñez, decidí exclamar: ¡Elena, Elena! Mirándome fijamente a los ojos decidida a responder: 'No reconozco, no reconozco. Soy empresaria, trabajo para Promoda', improvisando su válvula de escape, así decidió aquella mujer de ojos azules y cabello dorado evadir cualquier entrevista vana", precisó la publicación.

La publicación ha generado distintas reacciones ya que su popularidad en la disciplina la hizo ser mundialmente conocida.

¿Por qué vive en las calles de Monterrey?

La patinadora rusa Elena Gouliakova fue parte del espectáculo Holiday On Ice y llegó a Monterrey con la idea de dar clases de patinaje con su entonces pareja, el también ruso Nikolay Suetov, quien fuera su entrenador de 1994 a 2010.

La idea de enseñar a mexicanos a patinar les resultó y fue maestra en el Deportivo San Agustín y el Alpino Chipinque.

Elena y Nikolay formaron parte de la Asociaciones de Deportes Invernales de Nuevo León y de la Federación Mexicana de Patinaje sobre Hielo y Deportes de Invierno, sin embargo, para 2006 la situación positiva que vivían cambió por completo.

Las versiones apuntan a que Nikolay abandonó a Elena, esta situación generó problemas emocionales a la patinadora y para 2010 enfrentó una depresión tras ser diagnosticada con esquizofrenia paranoide, enfermedad que le impidió seguir con su trabajo de entrenadora y tras varios años comenzó a vivir en las calles de Monterrey.