Anatomía del doble asesinato (II)

"Anatomía del doble asesinato (II)", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón

Ruta de escape:

Donde se aseguró una motocicleta (a tres cuadras del asesinato de Ximena y José) se hallaron dos cascos negros de motociclista, un chaleco fosforescente, un cubrebocas negro y quizá unos guantes de látex (trabajo para los expertos en análisis químicos, biológicos y de ADN).

Los dos sujetos son captados con chalecos fosforescentes trasladándose en la moto, en  contraflujo a gran velocidad por la calle Napoleón, desde Tlalpan hasta la esquina de Rubén Darío, donde topan con grandes macetones y dan vuelta a la izquierda, hasta llegar a Bismark.

Del uso de motocicletas para ejecuciones habrá que hacer algo para prevenir ese modo de operación criminal, como la inscripción obligatoria de un visible número de identificación en chalecos expedidos por la autoridad (ocurre en Colombia) y portando en ellos un chip detectable por una equipada policía de movilidad.

Y pensar también en prohibir dos o más viajantes en una motocicleta.

En otro punto no definido, el ejecutor y el conductor de la moto abordaron la Nissan azul que tripulaba un tercer individuo (aparentemente registrada en el Estado de México a nombre de una mujer pero “remarcada” en sus números de identificación).

Los tres se trasladan a Iztacalco, en uno de cuyos callejones abandonaron la camioneta y en una Urvan blanca o gris, con un cuarto cómplice, continúan la fuga rumbo al oriente para llegar al Edomex (se había dicho que a Iztapalapa). Esto se investiga desde la noche del martes.

De los cuatro malhechores únicamente se conoce el rostro del probable ejecutor, a quien se le ve en un video del 14 de mayo acechando a sus víctimas a la misma hora y en el mismo lugar de la Calzada de Tlalpan en que ocurrió el ataque, junto al bajopuente por el que llegaba rutinariamente José para encontrarse con Ximena y abordar su automóvil.

La ejecución de Ximena y José, que involucra la atención especial del Gobierno federal y de dos entidades federativas, es otra muestra de la inseguridad que padece la sociedad mexicana y representa un gran costo político para la presidenta Sheinbaum, para la Jefa de Gobierno y para la Gobernadora del Edomex.

Si bien el crimen golpea el corazón del Gobierno capitalino, hiere también el poder político del cuatroteismo y el obradorato.

La Presidenta se enteró del doble homicidio en tiempo real y frente a las cámaras (como el presidente Bush en una escuela infantil de los avionazos de Al Qaeda), en plena sesión quincenal en que se rinde el Informe de Seguridad. Ofreció y da todo su apoyo del aparato de seguridad del Estado mexicano a Brugada y por eso la investigación no se desarrolla con el mismo rigor de las que se hacen cotidianamente, como lo dijeron la jefa de Gobierno y, en su conferencia conjunta del miércoles, la fiscal Alcalde y el secretario de Seguridad de CdMx, Pablo Vázquez.

No obstante, el deseo generalizado es que el crimen se esclarezca, se conozcan los motivos y se lleve ante la justicia a los responsables incluido, desde luego, el instigador…

Carlos Marín

cmarin@milenio.com