El nuevo embajador, los mensajes y los 36 mil nombres
"El nuevo embajador, los mensajes y los 36 mil nombres", escribe Carlos Loret de Mola en #HistoriasdeReportero
El nuevo embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson, llegó a México con una historia para contar a sus interlocutores: yo estaba muy tranquilo disfrutando de mi retiro en Florida cuando el presidente Trump me llamó, me dijo que todo mundo quería ser embajador en México, pero que él quería que fuera yo.
Y agregó el mensaje político más relevante: en Washington hay muchos radicales que quieren hacer cosas unilaterales, yo estoy para evitar que eso pase y que todo suceda con el consenso y la cooperación de ambos países.
Así me lo revelan fuentes de alto nivel en el Gobierno mexicano que han tenido interlocución con el nuevo Embajador estadounidense.
El mensaje fue música para los oídos del Gobierno mexicano, que ha estado impulsando el mantra de "cooperación sí, subordinación no".
Sin embargo, enfrenta un reto central: desde el Gobierno americano llegan señales encontradas: en la mañana se elogia desde la Casa Blanca la cooperación histórica de la presidenta Sheinbaum contra el fentanilo y en la tarde el presidente Trump duplica los aranceles para el acero y el aluminio.
Parecería que el Gobierno estadounidense quiere que se maneje en una ruta lo de seguridad y en otra, totalmente separada, lo de comercio. Para México, la seguridad y lo comercial no van por rutas separadas. Tiene razón México: el primero que mezcló los caminos fue el presidente Trump cuando tan pronto tomó posesión amenazó a México con unos aranceles especiales como castigo a que estaba cruzado de brazos frente al narco.
La realidad es muy distinta. A costa de exhibir a su antecesor López Obrador, el gobierno de la presidenta Sheinbaum ha detenido a más de 21 mil personas, desmantelado casi mil narcolaboratorios, ha incautado una tonelada y media de fentanilo. En síntesis, ha borrado el "abrazos no balazos".
Del otro lado de la frontera, Estados Unidos ya designó que los cárteles mexicanos de la droga son organizaciones terroristas internacionales, lo que amplía sus facultades de acción contra ellos.
Hoy el debate está abierto en el Gobierno americano sobre qué les conviene más: coordinar las acciones antinarco con el gobierno de Sheinbaum que se ha ganado su confianza, o irse por la libre.
Además, uno de los primeros efectos de esta designación de "organizaciones terroristas internacionales" -me revelan fuentes- es que el Gobierno central americano pidió a sus agencias de inteligencia que le den la lista de personas mencionadas en sus investigaciones. Nada más la DEA le mandó 36 mil nombres. ¿Serán candidatos al retiro de visa, o estaremos frente a la vieja enseñanza de los espías de que "mucha información no quiere decir mucha inteligencia"?
SACIAMORBOS
A lo mejor la Presidenta está tan desesperada tratando de hacer que parezca un éxito de participación el vacío ciudadano en la elección judicial porque le falló a su jefe.
Carlos Loret de Mola
historiasreportero@gmail.com