No me ayudes compadre
"No me ayudes compadre", escribe Epigmenio Ibarra en #Itinerarios
Aunque su única esperanza es que perdamos por completo la memoria y olvidemos así los crímenes perpetrados por el régimen neoliberal, a la derecha conservadora y a la oligarquía no les ha quedado más remedio que ir a sacar del panteón nacional de la infamia a sus voceros. Resucitar a Ernesto Zedillo o a Felipe Calderón para que esgriman su defensa, es una operación suicida.
Atentados y traiciones, fraudes electorales, represión y devaluación, guerra y masacres, sumisión ante Washington y supeditación del poder político ante el poder económico, corrupción generalizada, desmantelamiento de instituciones y empresas públicas, remate de los bienes de la nación, conversión de la deuda privada en deuda pública, crisis y empobrecimiento de grandes sectores de la población, envilecimiento de la vida política, representan estos dos personajes.
Que se expongan públicamente y trate uno de presentarse como defensor de la democracia y eficiente operador financiero y otro como salvador de la Patria y figura de la derecha mundial, permite la exhibición descarnada de los excesos del viejo régimen. Contra infames como ellos se alzó el pueblo de México en 2018. Ante infames como ellos se mantiene alerta.
Gran servicio nos presta, en su desesperación, la derecha al sacar del panteón a estos personajes. “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”, decía José Saramago. La sola presencia de Zedillo y Calderón anima la memoria popular, revive los agravios sufridos y profundiza la revolución de las conciencias.
“No me ayudes compadre” tendrían que decirles, las y los líderes de opinión más influyentes del país -empeñados en borrar el pasado para que no salga a la luz su complicidad con el régimen corrupto-, a los ilustres intelectuales que concibieron este “regreso sin gloria” que también a ellas y ellos los exhibe.
Hacia el pasado, al que está obsesionada en volver para recuperar sus privilegios, mira siempre la derecha, pero al aferrarse a él lo convierte en lastre. Si la poesía, como decía Gabriel García Márquez, es el viento que hincha las velas de la nave que lleva a Odiseo de regreso a Ítaca, la memoria y la responsabilidad son el vendaval que impulsan la transformación de México.
Epigmenio Ibarra
X: @epigmenioibarra