Las dos versiones del trato con EU
"Las dos versiones del trato con EU", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
En los momentos más complejos que vive su gobierno, con una economía que se encamina hacia la recesión y una relación de presiones y exigencias constantes con el gobierno de Donald Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum ha desarrollado la habilidad de tener un doble discurso sobre los términos en los que está tratando y negociando con la avasallante administración de la Casa Blanca.
Por un lado está el discurso patriótico y soberano, donde la Presidenta repite todos los días frases hechas y grandilocuentes -la mayoría copiadas de su admirado antecesor- en las que les dice a sus bases políticas y clientelares, todos los días desde la Mañanera, que "no negociaremos nada que afecte nuestra soberanía", que "México no es piñata de nadie", "que nosotros cooperamos pero no nos subordinamos" y que ante los constantes golpes y veleidades del gobierno trumpista, ella mantiene "la cabeza fría".
Pero ese discurso, que le merece aplausos y loas entre los morenistas y beneficiarios de programas sociales, no es el único que tiene la Presidenta de México. En privado, en las negociaciones que sostiene con el Gobierno de Estados Unidos y sus enviados que han venido a Palacio Nacional, la doctora acepta y negocia diversos tratos y exigencias que vienen desde Washington y, en la práctica, toma decisiones, impulsa leyes y reformas y acepta la mayor parte de las peticiones del gabinete de Trump, pero de eso no informa ni da detalles a los mexicanos.
Es como si, para la foto, el video y el registro público, la Presidenta se asume como la "gran defensora de la Patria y la soberanía", pero cuando recibe en Palacio Nacional a los halcones y halconas de Trump, su margen de maniobra es exactamente el mismo que han tenido todos los presidentes mexicanos de la historia: aceptar, si acaso con algunas condiciones y concesiones mínimas, lo que le pide y le exige la Casa Blanca. Pero eso no puede quedar en el registro público, esos son los históricos "acuerdos y entendimientos” que se siguen tomando en lo oscurito con el poderoso vecino.
Por ejemplo, el gobierno de Sheinbaum ha negado tajantemente que desde el gabinete estadounidense alguien les haya pedido o informado de una lista de políticos, artistas y personajes mexicanos que están "observados e investigados" por los Estados Unidos, a varios de ellos, como reveló el periodista Raymundo Riva Palacio el pasado miércoles en su columna Estrictamente Personal, se les considera ya "personas non gratas" para el gobierno estadounidense y contra ellos se han empezado a aplicar sanciones como la cancelación de visas o su detención e interrogatorio cuando intentan ingresar a los Estados Unidos.
Pero a diferencia de la versión mexicana, en Estados Unidos se asegura que a la Presidenta y a sus colaboradores sí les han dado información de varios de las decisiones e investigaciones que están haciendo en el vecino país, incluidos los nombres de políticos y personajes mexicanos a los que se ha pedido investigar o incluso procesar en México. La versión de que el subsecretario de Estado, Christopher Landau, en su reciente visita a Palacio Nacional entregó información sobre esos personajes y pidió la colaboración del Gobierno de México, es también algo que desmiente el discurso de Palacio Nacional.
Apenas esta semana, periodistas de Bloomberg documentaron que, en el caso de las sanciones y observaciones contra tres bancos mexicanos, acusados de lavado de dinero por el Departamento del Tesoro, a la presidenta Sheinbaum le avisaron las autoridades estadounidenses al menos hace un par de meses e incluso, sostienen los periodistas de la agencia informativa, la doctora habría solicitado que le dieran tiempo antes de hacer el anuncio oficial que ocurrió el pasado 26 de junio. ¿Y entonces, el Gobierno mexicano supo antes de lo que venía contra Intercam, CI Bank y Vector y no hizo nada o avisó a los mexicanos? Eso y muchas otras cosas que están pasando, como la reciente detención y extradición del boxeador Julio César Chávez Jr., ya confirmada por la FGR junto con la orden de aprehensión que le espera al hijo del campeón en México, confirman que sí hay acuerdos y colaboraciones, más allá del discurso demagógico de la soberanía, que la Presidenta y su gobierno están haciendo ante las presiones estadounidenses, sobre todo en materia de combate a los cárteles de la droga mexicanos y el tráfico de fentanilo, en donde el negociador personal de Sheinbaum es el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
Tal parece que la Presidenta maneja ese doble discurso, que por otro lado siempre han tenido los presidentes mexicanos, no sólo para no afectar su imagen ni quedar como una mandataria que cede soberanía y autoridad, en aras de mantener tranquilo al acelerado Donald Trump, sino también porque para la doctora, sometida como está todavía al yugo de su antecesor, al que llama públicamente "el presidente López Obrador", tiene que ser muy cuidadosa con los acuerdos que haga con Washington, porque muchos de ellos tienen que ver con el expresidente y su fallido gobierno.
Ayer, en el noticiero A la Una con este columnista, el doctor Simon Levy, que desde hace tiempo viene manejando información de lo que llama sus "fuentes" en Estados Unidos, y en varios casos ha acertado ya en sus avisos y advertencias anticipadas, afirmó que en el gobierno de Trump hay ya "testigos y colaboradores cercanos" de Andrés Manuel López Beltrán, el hijo del expresidente, al que estarían investigando por temas de corrupción y negocios en Pemex, en Cenagas -donde los empresarios del ramo ya han denunciado la intervención de Andy para favorecer a sus amigos empresarios que entraron al negocio gasero- y, según Levy, el junior de la 4T estaría en la mira del Gobierno de los Estados Unidos.
Tal vez por eso la Presidenta se maneja con tanta cautela y con un doble discurso sobre lo que está negociando y colaborando con Estados Unidos, porque hasta ella sabe bien que su partido, su movimiento y hasta su fundador y la familia, son parte de los objetivos que tiene el Departamento de Estado, de Marco Rubio y que le exigirán su colaboración para llegar hasta ese nivel. La única duda es si la Presidenta está negociando en privado para salvar a López Obrador y su familia o para terminar ayudando al gobierno de Trump, y al final decirle a su adorado líder, como decían los viejos presidentes priistas cuando no podían o no querían ayudar a sus amigos: "Ni modo, nos chingaron compadre"... Los dados se guardan en el cajón por vacaciones y volverán a rodar hasta el próximo 21 de julio. Hasta entonces nos dejan una gran Escalera Doble para los amables lectores.